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Europa convulsa

Alemania rectifica y anuncia que no habrá más quitas

Merkel cambia la decisión que más ha agravado la crisis

Andreu Missé

"Grecia será un caso único y la quita voluntaria será única". Con estas palabras, la canciller alemana, Ángela Merkel, ha dado un giro radical a una de las decisiones que más han agravado la crisis de la deuda soberana. Su obsesión por que los bancos participen en las pérdidas de todas las reestructuraciones de deuda en otros países en dificultades, que había obligado a inscribir en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ha sido una de las causas que más han provocado las depreciaciones de la deuda soberana y en consecuencia el aumento del coste de su financiación, reflejado en el disparo de la prima de riesgo.

Ayer quedó claro que Grecia es la excepción y que la deuda soberana de los demás países se pagará siempre en su integridad. No habrá más quitas. España, Italia, Irlanda y Portugal pueden estar tranquilos. El resultado de este cambio de posición fue inmediato. La financiación de los bonos españoles, que había empezado la sesión de ayer al 5,6%, bajó al 5,1% y la prima de riesgo se situó en 292 puntos, muy por debajo de los 356 del viernes.

Grecia es la excepción. La deuda soberana se pagará en su totalidad

La exigencia de que los bancos participen en las pérdidas por depreciación de la deuda era sin duda una pretensión formalmente justa. Pero la aplicación de esta medida abrió la posibilidad, hasta ahora impensable, de que los bancos pudieran sufrir grandes pérdidas como tenedores de los bonos soberanos que les venden los Estados, lo cual no deja de ser una contradicción. El anuncio de esta posibilidad suponía el riesgo de una gran debacle financiera. Resulta bastante absurdo que los Estados adviertan de que sus propios bonos no valen lo que dicen. La participación más eficiente de los bancos en la reparación de los daños que ellos mismos han causado es por la vía de los impuestos.

La segunda buena noticia de ayer es que, a cambio de un mayor rigor presupuestario, Berlín se va ablandando y se muestra más flexible a que el Banco Central Europeo (BCE) desempeñe un papel más activo comprando deuda soberana de los países en dificultades. Respaldaron esta demanda la Presidencia polaca de la Unión Europea y la patronal BusinessEurope, que representa a 20 millones de empresas que emplean a 120 millones de trabajadores.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue muy cuidadoso al reafirmar su confianza en "la independencia" del BCE, comprometiéndose a no hacer "ningún comentario positivo o negativo sobre sus acciones". Está claro que para respetar la independencia del banco emisor, con sede en Frankfurt, tanto los políticos como las instituciones europeas se abstendrán de cualquier insinuación. Aunque todo el mundo sabe que tanto en mayo de 2010 como en agosto de 2011, la decisión del BCE de comprar deuda soberana vino precedida de una implícita recomendación de Berlín y París.

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