La historia y sus misterios
El gran duelo entre España y Argentina comienza hoy pendiente del grado de eficacia de los efectos de Nadal y del protagonismo de Mónaco
A las 6.30 del jueves, vampiros y ojeras en el hotel de Argentina. Quedan unas horas para que la selección albiceleste y la española conozcan que Rafael Nadal abrirá hoy (14.00, TVE-1) contra Juan, El Pico, Mónaco la final de la Copa Davis, partido al que seguirá el de David Ferrer contra Juan Martín del Potro. Queda apenas un día para que España pelee por su quinta Ensaladera y Argentina busque la primera. Todo eso es algo del futuro cuando la mañana aún no despierta y tres jugadores visitantes (Mónaco, Del Potro y David Nalbandian) reciben la visita de los inspectores antidopaje, que ayer por la tarde aún no se habían interesado por sus rivales españoles. Es el primero de los tres misterios que rodea al cruce decisivo. Están los vampiros. Está Mónaco, sustituto de Nalbandian, el cacique del equipo sudamericano. Y está también lo que observan todos los técnicos en Sevilla: en el estadio de La Cartuja, la pelota de Nadal, cuyo estado físico va a ser puesto a prueba tras su duro paso por la Copa de Maestros, no escala propulsada por los efectos que le han dado fama, triunfos y victorias de altura.
Los españoles, líderes del siglo XXI, frente a unos rivales sedientos de revancha
"La tierra", cuenta Toni Nadal sobre la transición del veloz cemento de Londres a las exigencias físicas de la arcilla de Sevilla, "ayuda a Rafael en que tiene más tiempo para ver la pelota y en el efecto liftado..., aunque aquí le ayuda menos porque la bola no pica lo suficiente". Solo el propio Nadal sabe cuánto tenis queda en sus piernas tras una temporada extenuante.
España, recordó Nadal, usa desde hace 10 años la misma pelota como local. En ese tiempo, el mallorquín ha amasado un currículo impresionante en la competición (18 triunfos consecutivos desde su única derrota, en su debut y ante la República Checa, en 2004) y la selección ha apuntalado el récord de victorias seguidas en casa: 20. Algo pasa sobre la tierra sevillana, sin embargo, que ha provocado ese pernicioso efecto, un alivio para Tito Vázquez, el capitán argentino, que puede cambiar a cualquiera de sus tenistas hasta minutos antes del partido, por lo que podrá dar entrada a Nalbandian hoy o el domingo.
"Mónaco", explica Toni sobre el número 26 mundial, "es correoso, complicado y con buenos golpes. Le falta ese extra que tienen los de arriba del todo". "Nalbandian", continúa, "le dificulta a Rafael porque resta muy bien, tiene un gran talento, varía el juego, se anticipa y lee muy bien la dirección de la pelota. Lo que le favorece a Rafael es que, si el partido se alarga, parece estar mejor \[físicamente\]".
En La Cartuja solo queda el recuerdo del tartán que vio volar al estadounidense Michael Johnson hasta el récord mundial de los 400 metros (43,18s) en los Campeonatos del Mundo de atletismo de 1999. Llena de cicatrices y polvo, la pista es hoy casi un pasillo hacia un escenario nuevo, la caldera de Sevilla, donde España, el mejor equipo tenístico del siglo XXI, se cruza con Argentina, sedienta de revancha tras la final perdida en Mar del Plata en 2008.
Es la magia de la Copa Davis. Se batalla a cinco sets. Más de 20.000 gargantas calentarán los duelos. El rey Juan Carlos presidirá la contienda. En las esquinas de la ciudad se escucha castellano con acento porteño. Frente a la Giralda, en la noche fría, aparcan coches plateados llenos de insignias. Se llena el teatro Lope de Vega para el sorteo y entre las paredes con pan de oro y las alfombras rojas se agita una bandera de Argentina y resuenan gritos de guerra. "¡Vamos, David!", animan a Nalbandian desde la platea. "¡Vamos, negro!", a Eduardo Schawnk, el número 143, su compañero en el dobles, en el que competirán contra Fernando Verdasco y Feliciano López. Es la magia de la Ensaladera. Sevilla, que espera un impacto de 30 millones de euros por la final y prevé una ocupación hotelera del 70%, rezuma Copa Davis en cada rincón.
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