Cae el último bastión académico

Era la única de las grandes que quedaba sin mujeres en sus filas. La Real Academia de Jurisprudencia y Legislación ha elegido por primera vez a una jurista para ocupar un sillón. Se trata de Encarnación Roca Trías, catedrática de Derecho Civil y magistrada del Tribunal Supremo. Al segundo intento, esta profesional acostumbrada a ser pionera penetra en el último bastión académico 100% masculino de las doctas casas. Se propone aportar una "visión abierta" en una institución cuyos miembros -vitalicios- superan los 80 años de edad media.

"Si no se trabaja no hay récord que valga, y a mí me gusta mi trabajo", dice esta jurista que ha roto muchos moldes. Roca (Barcelona, 1944) se convirtió en la primera catedrática de Derecho Civil de España, en 1978 en la Universidad de Barcelona. En aquella oposición sintió, por primera y única vez, que ser mujer podía ser un inconveniente. "Me costó más ganar la plaza que si hubiera sido un hombre. Lo tuve que hacer mejor y me hicieron sentir muy incómoda. Mi maestro me dijo tras el examen: 'Si no sale bien será un escándalo, pero puede haber un escándalo'. Y no lo hubo", afirma la flamante académica. Se dice "convencida del principio del mérito y la capacidad". "No sé si es más difícil que se le reconozca a las mujeres", puntualiza.

Encarnación Roca defiende "el principio del mérito y la capacidad"

Con la cátedra en el bolsillo, en 1980 Roca rompió otro molde: fue la primera mujer que entró en la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña. Un cuarto de siglo después, esta experta en derecho de familia catalán se convirtió en la primera magistrada en la sala de lo Civil del Tribunal Supremo -fue la cuarta en acceder al organismo-. Y eso que de joven nunca pensó en ser juez, una profesión por entonces vetada a las mujeres. Ahora está convencida de que antes de morir verá más magistradas que magistrados en el Supremo.

A pesar de su currículo, Roca ha tenido que perseverar para acceder a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (RAJL). En la primera oportunidad, meses atrás, había varios candidatos y el sillón quedó vacante al cabo de tres votaciones. El pasado 21 de noviembre, como candidata única, ganó a la primera. Sus valedores, Eduardo García de Enterría, Aurelio Menéndez Menéndez y Ramón López Vilas respiraron. "Era una magnífica candidata como civilista y magistrada. Además, era escandaloso que no hubiera ninguna mujer en esta Academia", afirma el último.

El presidente, Landelino Lavilla, quita hierro a la tardanza en elegir a la primera académica -"al menos en los tiempos modernos"- en una casa que hunde sus raíces en 1730: "No ha costado mucho. Todas las cosas tienen que tener su maduración. Hay grupos, capillas... hay que ir encauzando las cosas". Inscribe la elección de la jurista en una "fase de renovación" de la institución, cuyos miembros superan "los 80 años de edad media", según López Vilas. "Ya se ha roto el maleficio", ironiza este jurista dispuesto a presentar más candidatas y a perder el farolillo rojo.

De las ocho reales academias bajo el paraguas del Instituto de España, la de Jurisprudencia y Legislación -34 académicos, incluidos los electos- alcanza ahora el nivel de la de Ciencias Morales y Políticas -42 miembros- y la de Medicina -47-. Las tres tienen solo una académica en sus filas. Las de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales -46 sillones-, Historia -34- y Bellas Artes de San Fernando -60- tienen dos cada una. El mayor número de académicas está en la de Farmacia -40 miembros, de los que seis son mujeres- y en la Española -cinco mujeres sobre un total de 42-. Las ocho grandes academias tienen un total de 347 miembros, de los que solo 20 son mujeres (5,76%).

Roca tiene el discurso sin escribir, pero el tema elegido: la influencia del cambio social en el derecho de familia. Cuando lo pronuncie, las sesiones empezarán con un "señores académicos, señora académica", aventura López Vilas.