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Reportaje:

El diccionario de la cenicienta de las letras

Aparece el primer glosario de traductores al catalán, con referencias de 950 autores y 4.700 obras

Carles Geli

Eran nada menos que tres obras de Julio Verne, realizadas en apenas cuatro años para el sello Arimany, entre 1958 y 1961, las primeras versiones del autor francés al catalán tras la Guerra Civil. Y como toda información sobre la traductora, un nombre: una tal Rosa Elías. Tras infinitas pesquisas, una pista llevó a una anciana centenaria que, entrevistada, dijo que sí, que eran traslaciones de su hermana (eran hijas nada menos que del pintor Feliu Elías y nietas del caricaturista Gaietà Cornet), secretaria del presidente Francesc Macià entre 1932 y 1933, que tuvo que exiliarse. Y Rosa Elías tradujo para ganarse cuatro duros en unas circunstancias personales muy difíciles.

Fue un trabajo ímprobo saber de su vida y labor. Y así pasó casi con todas las 1.030 entradas que conforman el Diccionari de la traducció catalana (Eumo), primera obra que intenta catalogar una labor "hasta hace cuatro días sin reconocimiento alguno, la auténtica cenicienta, la pariente pobre de la escritura", tal como la define la profesora de la Facultad de Traducción de la Universidad Autónoma de Barcelona Montserrat Bacardí, coordinadora junto con su homóloga en la Universidad de Vic, Pilar Godayol, de un equipo de 84 colaboradores que han dado a luz una obra que cubre "un vacío clamoroso".

Más de 10 años de investigación cristalizan en esta obra imprescindible
Fueron traductores Jordi Sólé Tura, Pere Calders y Josep Pla, entre otros

Más de 10 años de investigación han cristalizado en una obra con referencias, según los utilísimos índices que la completan, a unas 4.700 obras traducidas de unos 2.400 autores, labor realizada por unos 950 traductores de todos los tiempos, eso sí, nacidos hasta 1950. "Ya que era la primera obra de estas características, la queríamos histórica; además, alargarla solo a los nacidos en los años sesenta nos desbordaba la labor porque esa es la generación que ya ha accedido profesionalmente a la traducción y en cantidades notables", apunta Bacardí.

El desconocimiento del mundo oculto de la traducción y los traductores, así como la búsqueda de datos en diccionarios, catálogos editoriales del siglo XIX e historias de la literatura, "o sea, a partir de todo y de nada", como resume Bacardí, hace del diccionario un pozo sin fondo de anécdotas y curiosidades. Así, la poetisa Montserrat Abelló, de actitud beatífica, amén de exquisita traductora de Sylvia Plath, también lo fue de Agatha Christie "y de Iris Murdoch, de la que queda inédita su versión de la novela La mar, la mar, seguramente un encargo de Joan Oliver para Proa".

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También hay descubrimientos de traductores inopinados, como el político Jordi Solé Tura (de ensayistas como Karl Manheim y Bertrand Russell; también lo hizo del francés y del italiano) y Pere Calders, que vertió una sola obra: Tartarín als Alps, de Alphonse Daudet. Poco conocida es también la faceta en este campo de Josep Pla, que trasladaba textos no tanto por dinero como para realizar ejercicios de estilo, si bien siempre abusando de sus relaciones, por ejemplo de su novia de entonces, Aly Herscowitz, o de su amigo Eugeni Xammar, para afrontar textos en alemán.

Amén de la existencia de dos rusos, los Markov, cuyas fechas de nacimiento y muerte se desconocen pero que fueron muy activos entre los años 1930 y 1960, el diccionario recoge a un Andreu Nin que para ganar dinero trasladaba libros tanto al castellano como al catalán, si bien esta última lengua la reservaba para textos literarios. Otra perla es una traducción inédita de Ulisses, de Joyce, que realizó Joan Francesc Vidal i Jové en 1966, lo que la situaba como la primera completa de esta obra en España, trabajo que debía de aparecer en la editorial barcelonesa AHR.

No exenta de valoraciones históricas hechas en su momento de algunas piezas y accesible a los inevitables juegos de numerabilia (quiénes son los traductores más prolíficos -el dramaturgo Salvador Vilaregut, Albert Jané, Ramon Folch i Camarasa- y los traductores más políglotas -Carles Riba, entre ellos-, y cuáles las obras más traducidas -La isla del tesoro

-), la obra también constata indirectamente, según Bacardí, la ruptura que significó la Guerra Civil en la tradición traductora catalana. "La Fundación Bernat Metge fue una de las primeras escuelas de traductores de Europa y colecciones como A tot vent y Quaderns literaris se alimentaban en un 40% y un 50%, respectivamente, de obras extranjeras; en Cataluña había escuela, industria y mercado, una situación que la fuerte censura sobre la traducción de obras extranjeras no dejó que se recuperara más que temporalmente en los años sesenta", opina la coordinadora. El diccionario traduce de algún modo, pues, justicia y memoria histórica.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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