"Esto podría haber sido la bomba"
"Mi función como técnica era organizar el laboratorio: preparar los medios de cultivo, reactivos, organizar pedidos...". Ana Llopis, de 33 años, trabajaba en el laboratorio de Expresión Genética Acoplada a Transporte de ARN desde su creación, en 2005, y pese a que no es uno de los afectados por el ERE, ella ha perdido el empleo. No puede reprimir las lágrimas cuando recuerda la tensión soportada durante los últimos meses, desde que la amenaza de los despidos comenzó a sobrevolar el centro, hasta que tomó cuerpo y acabó afectándole directamente. "Ha sido un infierno, un sinvivir de rumores; lo he llevado fatal".
Entró como becaria por 750 euros al mes y ahora estaba como auxiliar de investigación. "Son dos categorías menos de las que me corresponden, como le pasa a mucha de la gente que trabaja aquí". Alude a la gerencia como " una banda de cutres", pero dice que permanecía en el centro, como muchos otros compañeros, "porque nos gusta la investigación."
Ana cree que el centro se ha gestionado mal y echa la culpa a los sucesivos gerentes nombrados por la Generalitat. "Esto podría haber sido la bomba, teníamos material, equipamiento..., pero no se han preocupado por la investigación". Ahora meditará sobre su futuro. "Necesito desconectar de este mundo".
