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Reportaje:

El fin de la aprendiz de La Reme

Detenida una mujer por robar con mucha violencia a tres ancianas en sus casas - La agresora usaba a su hijo de ocho años para ganarse a las víctimas

Rebeca Carranco

Empezó en julio, con una mujer de 83 años, enferma de alzheimer, que vivía en El Masnou (Maresme). Un miércoles al mediodía, cogida de la mano de su hijo de ocho años, Marcela S., de 34 años, tocó a su timbre. Pedía comida, ropa y dinero para sacar a su familia adelante. Entablaron una conversación banal. En un instante, sin saber cómo, la anciana se vio en el suelo. "La estaba asfixiando con un fular", explica el inspector de los Mossos d'Esquadra Toni Rodríguez.

El asalto causó a la anciana lesiones traumáticas. Además, Marcela le quitó, presuntamente, el reloj y algunas joyas. La violencia y el tipo de robo preocupó a la policía catalana. "No es algo normal, la víctima no opuso resistencia... Además, con un niño pequeño...", cuenta, por teléfono, el mando policial. Volvía el recuerdo de Remedios Sánchez, La Reme, que mató a tres ancianas desvalidas en 2006 y robó con violencia a otras seis, a las que asfixiaba hasta el desmayo.

La acusada utilizaba un fular para inmovilizar a sus víctimas

A los 20 días, Marcela se plantó en otra casa. De nuevo, en miércoles. También al mediodía. Pero en esta ocasión eligió una vivienda en Sant Vicenç de Montalt (Maresme), donde residía sola una mujer de 90 años. Valiéndose de su hijo, logró entrar en la casa y asfixió, supuestamente, a la anciana con un fular. La víctima, sin embargo, declaró que no le había robado nada.

La preocupación iba en aumento. Los Mossos tenían una descripción de la sospechosa: una mujer de 1,68, delgada, de aspecto rumano, bien vestida, con un español excelente. Cotejaron los datos con personas con un currículum violento, y con hijos desasistidos o que no acudían a clase. La lista alcanzaba el centenar. Además, contaban con alguna grabación de bancos y comercios cercanos en los que se veía una mujer con un crío de la mano.

Cuando Marcela cometió el tercer asalto, la policía había estrechado el cerco. El miércoles 9 de noviembre, la acusada acudió a Premià de Mar, también en el Maresme. Desde la estación de tren, caminó hasta una vivienda unifamiliar cercana, donde vive una anciana de 75 años, y tocó al timbre. Al abrir, la mujer se encontró con Marcela, y su hijo. Pedían dinero, comida y ropa. Una vez dentro de la casa, hablaron un rato. Cuando la víctima caminó hacia la cocina para darle algo de comer, la detenida aprovechó para atacarla por la espalda, hasta dejarla inconsciente. Pero antes la anciana pudo morderle la mano.

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El pasado día 18 de noviembre, los Mossos detuvieron a Marcela en la puerta de su casa, en el barrio barcelonés de Sants cuando iba al supermercado. La estaban esperando. Las ancianas la identificaron como la asaltante. Además, la mujer tenía todavía la marca del mordisco. Y había cometido otra imprudencia: se le escapó el nombre de su hijo en uno de los robos.

Marcela cuenta con 10 antecedentes policiales por hurto, estafa, robo con fuerza y mendicidad de menores. Sus tres hijos, todos menores (el crío con el que iba a los domicilios y dos niñas), han sido acogidos por la Generalitat. Ella ha ingresado en prisión, sin decir ni una palabra sobre los robos. "Nos temíamos que tarde o temprano se le fuese de las manos y hubiese que lamentar algo más", explica Rodríguez. Los Mossos lograron detenerla antes.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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