Clooney y Cristiano, citados por la defensa de Silvio Berlusconi
El Tribunal acepta la lista de testigos que pidió su abogado en el 'caso Ruby'
Cuando en el banquillo se espera a un imputado famoso, lo más probable es que los testigos también lo sean. El juicio de Milán en el que el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi está acusado de inducción a la prostitución de menores tiene toda la pinta de trasformarse en un gran escaparate de divos internacionales y estrellitas del espectáculo autóctono. Entre las 214 personas que declararán ante el juez, según estableció ayer el Tribunal, figuran George Clooney y Cristiano Ronaldo, pero también algunos ministros del gobierno que Berlusconi disolvió hace diez días con sus dimisiones, como Mara Carfagna (Igualdad), Mariastella Gelmini (Educación) y Franco Frattini (Exteriores) y rostros de la televisión trasalpina, como el de la exnovia de Clooney, Elisabetta Canalis.
Los numerosos testigos presentados por los fiscales y la defensa comenzarán a acudir a la sala el 2 de diciembre. Los abogados de Berlusconi esperan que todos estos personajes conocidos expliquen cómo se desarrollaban en realidad las cenas que organizaba el magnate y alejen la imagen de que se trataba de fiestas con decenas de chicas a quienes el mandatario pagaba. Clooney no ha tardado en declararse sorprendido ante la llamada, pues, según él, solo visitó una vez a Berlusconi en su residencia de Arcore (a las afueras de Milán) y se trató de una reunión para hablar de los problemas en la región sudanesa del Darfur. Cosa rara, siendo que se han publicado fotos del actor de fiesta con el exmandatario. Con el testimonio del delantero del Real Madrid, en tanto, la defensa espera poner en entredicho la "credibilidad" de Ruby, quien supuestamente pasó una noche con Ronaldo a cambio de 4.000 euros. Él siempre lo ha negado.
Por su parte, la Fiscalía intentará probar que el entonces jefe de Gobierno cometió dos delitos al mantener sexo con una menor de edad y abusar de su poder.
Todo empezó en Milán en mayo de 2010. La noche del 27, una joven bailarina extranjera que se hacía llamar Ruby Rubacuori era detenida tras una denuncia por hurto. A las 23.44 horas, la comisaría recibió una llamada desde París. Era Silvio Berlusconi, de visita oficial en Francia, que pedía que la chica fuera puesta en libertad de inmediato porque era "sobrina de Mubarak". Pero Ruby, o Karima El Mahrou (su verdadero nombre), es marroquí, no egipcia. Y menos aún familiar del depuesto dictador egipcio. Solo es la niña mimada del primer ministro italiano, quien, para evitar que contara verdades incómodas, se involucró personalmente y mintió a un funcionario público. Karima quedó en libertad, pero la noticia de la llamada telefónica trascendió y llegó a la fiscalía de Milán, que la interrogó. De su testimonio emergió un panorama mucho más amplio: unas 30 chicas acudían habitualmente a la faraonica mansión de Arcore para entretener con juegos sexuales al jefe de Gobierno. Ruby aún no había cumplido 18 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.