Gallardón recurre a ingresos extra para salvar sus cuentas más difíciles

Lo peor ya ha pasado. Lo peor era esto. El temporal sorprendió en 2008 al Ayuntamiento de Madrid en una posición harto desafortunada: había contraído una deuda descomunal (6.684 millones ese año) para, por ejemplo, enterrar la M-30 y trasladar su sede al Palacio de Cibeles. Pero lo peor es que aún no había concluido esas obras, es decir, tenía comprometido unos gastos en inversiones muy considerables. Poner el barco a capa le ha costado cuatro años, durante los cuales ha empleado el dinero en colocar solo últimas piedras, no primeras. De 803 millones gastados en inversiones en 2008 se ha pasado a 224 millones en 2012 (y solo tres para nuevas obras). Pero ni eso ha bastado para compensar la caída de ingresos y afrontar el pago de la deuda (726 millones en 2012).

De ahí la tasa de basuras y la revisión del valor catastral. Y de ahí que el presupuesto corriente, el que mantiene encendida la ciudad, se haya recortado un 21,2% desde el inicio de la crisis. En 2012 disminuirá aún más: un 4,1%. "Tocará suelo", según su responsable, el concejal de Hacienda, Juan Bravo. Ayer, durante la presentación del presupuesto del año que viene, afirmó que es imposible reducir más los gastos corrientes sin dañar los servicios sociales o despedir a funcionarios. En principio, no hará falta: "Solo con los ingresos corrientes, el Ayuntamiento podrá a partir de ahora hacer frente a todas sus obligaciones". Es decir, la ciudad funcionará a un ritmo más modesto, pero no vivirá por encima de sus posibilidades. Y las alegrías (es decir, la diferencia entre gestionar recursos y hacer política) tendrán que fiarse en adelante a una mejora de la economía. O sea: a que amaine el temporal.

- ¿Cómo ha cuadrado el presupuesto más difícil? Merced a ingresos extraordinarios, esos que supuestamente no harán falta a partir del año que viene: 1. Por la venta del 7% del Canal de Isabel II -se mantendrá un 3% por imperativo legal-, que reportará 245 millones. La empresa se valora así en 3.500 millones. 2. Por el ahorro que supone ceder el 50% de los costes de explotación del metro al Gobierno regional, cuantificado en 159 millones este año. 3. Por la venta de la sede de la Concejalía de Urbanismo (en la calle de Guatemala) por 70-75 millones. 4. Por el ahorro de 90 millones en la subrogación de la deuda de la empresa municipal Calle 30.

- Comodín de la calle de Génova. La llegada del PP al Gobierno central desbloqueará previsiblemente el listado de peticiones realizado en septiembre por la Federación Española de Municipios y Provincias, engrasando así los cálculos de Madrid: 1. Que la deuda con el Estado por la liquidación del adelanto de transferencias de 2008 y 2009 se reparta en 10 años, en lugar de en cinco. En el caso de la capital, eso reduciría la cuota anual de 112 a 56 millones. 2. Que se amplíen y suavicen los créditos ICO para pagar a proveedores. Madrid ya ha pedido prestados 287 millones, pero le gustaría elevar esa cifra en 2012 hasta los 900 millones que adeudará a fin de año en facturas sin pagar. Estas dos peticiones han recibido el aval del hasta ahora responsable económico del PP, Cristóbal Montoro. Además, el Ayuntamiento no abandona su largamente anhelado y no poco repetido deseo de refinanciar su deuda, no para aumentarla sino para aplazar su pago. Eso (que requiere cambiar la Ley de Haciendas Locales) le reportaría entre 200 y 350 millones más, para pagos a proveedores o, en caso de no tener ya recibos en el cajón, lubricar tensiones de tesorería.

- Tijeretazos por doquier. Con estos mimbres, Bravo planea cerrar con superávit las cuentas de aquí a 2016 (este año, 21 millones), y rebajar la deuda de 6.348 millones en 2011 a 5.624 millones el año que viene, y 3.100 millones en 2016. Cuenta para ello con una previsión optimista de las transferencias del Estado, una cifra aún sin calcular (el PSOE dejó esa tarea pendiente), pero que Madrid espera ver crecer un 3,4%, hasta los 1.439 millones (un tercio del total de ingresos). Y con que las de 2010, al contrario que los dos años anteriores, le reporten dinero en lugar de quitárselo. Pese a ello, prácticamente todas las áreas de Gobierno verán reducido su presupuesto, y los funcionarios que se jubilen o cambien de destino seguirán sin ser reemplazados (desde 1998 se han amortizado así 1.851 plazas). El mayor descenso lo sufre Medio Ambiente y Movilidad (16,25%), al descontarse la aportación que ya no se realiza al Consorcio. Solo crece el área de Seguridad (0,08%). También bajarán las aportaciones a los distritos, un 6,07% de media (lo sufrirán las fiestas populares y los centros culturales).

- Críticas de la oposición. El líder socialista, Jaime Lissavetzky, ve al Ayuntamiento "incapaz de controlar el gasto y de establecer medidas de austeridad"; así, "un año más se ve obligado a subir impuestos". En su opinión, subordina el presupuesto a la deuda y no al servicio de la ciudadanía. "El dinero que no hay para mejorar distritos y barrios sí lo hay para pagar deuda a los bancos", ha dicho el portavoz de IU Jorge García Castaño.