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Arenas anima al PP a ganar el voto también en la "Andalucía profunda"

El líder popular pide a los suyos que no caigan en la autocomplacencia

Javier Arenas hizo ayer una entrada triunfal en la junta directiva regional del PP. Como suele ocurrir con los protagonistas de los conciertos y otros acontecimientos de empaque, aceleró el paso desde la puerta del recinto hasta la mesa presidencial y culminó el trayecto con una carrerilla, en medio de la ovación de los suyos. Luego saludó con las dos manos y una amplia sonrisa. Sus tres primeras palabras fueron: "Gracias, gracias, gracias". Y lo explicó: "Gracias a España, gracias a Andalucía, y gracias a todos los militantes del partido".

El entusiasmo que vive el PP andaluz carece de precedentes. El mismo Arenas lo resumió -tras cumplimentar el prolijo capítulo de recuerdos y reconocimientos-: "Después de muchos años de dificultades e incomprensiones, hemos ganado por primera vez unas elecciones generales en Andalucía, y no por poco: casi dos millones de votos. ¿No vamos a estar satisfechos?".

Los populares son conscientes de que el crecimiento está en las zonas rurales
El PP trabaja ya en un plan de campaña con la fecha del 25 de marzo

Se detuvo, como era preceptivo y exigía el momento, en el recuento de los resultados y las marcas batidas desde todas las ópticas posibles, pero el mensaje que quiso que sobresaliera por encima de los demás es que la batalla de las elecciones andaluzas no está resuelta y la organización no debe (ni puede) dejarse vencer por la autocomplacencia. "No vamos a caer en la tentación de morir de éxito ni de sumergirnos en el éxito. Nuestro objetivo no es más que uno: incrementar la distancia obtenida en las elecciones generales con el PSOE".

Y en la lista de tareas para lograr ensanchar la brecha, colocó una como prioritaria: lograr el voto en los municipios de menos de 5.000 habitantes, donde aún existe margen a favor de los socialistas. "Somos líderes en las poblaciones costeras y en las grandes ciudades, y ahora tenemos que ganar también en la Andalucía profunda", enfatizó.

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El PP ha vencido en 25 de las 29 localidades de más de 50.000 habitantes, y en 37 de las 51 de entre 25.000 y 50.000 habitantes. Los municipios pequeños del interior han sido históricamente un duro hueso de roer para los populares. De hecho, hasta hace unos años el PP nunca había puesto demasiado empeño en exorcizar el sortilegio que la vieja estructura del partido pensaba que se cernía sobre las zonas rurales. No ayudaba mucho la teoría que idearon los populares andaluces para justificar ante la dirección nacional la fidelidad en Andalucía al PSOE, (que hizo fortuna en el resto de España): la del voto cautivo. Desesperados ante la inquebrantable mayoría socialista, cita tras cita, comenzaron a atribuir en la década de los noventa el predominio de sus adversarios a las presuntas prebendas recibidas de la Junta y el pago a discreción de subsidios, con el mitológico PER a la cabeza.

Hace tiempo que todo eso se vino abajo, si bien el PP de Javier Arenas acuñó un nuevo concepto, "el régimen", en alusión, según sus palabras, "a la apropiación indebida por parte del PSOE de las instituciones andaluzas". Este argumento -que ha calado hondo entre los empleados públicos, y más tras la reforma de la Administración- ha sido uno de los ejes de la campaña de las generales y lo será, sin duda, de la que ya está en marcha.

Javier Arenas quiere dejar atrás cualquier referencia peyorativa hacia los núcleos rurales -si bien, él mismo tendrá que ponerse en ello, después de despacharlos como "Andalucía profunda"-, consciente de que es ahí donde residen las expectativas de crecimiento, una vez que parece haber tocado techo en las zonas costeras y las ciudades.

Fuentes de la dirección precisaron ayer que ya trabajan en un documento estratégico, con el umbral de que las elecciones serán el 25 de marzo (José Antonio Griñán baraja también el día 18), y el foco en los pueblos del interior. Por lo demás, la estrategia no va a variar: conforme Rajoy vaya desvelando sus medidas, Arenas irá lanzando proyectos, planes y reformas adaptadas a Andalucía, con el propósito de moderar el tono y dejar para los segundos y terceros niveles los ataques a la Junta y Griñán. Aunque no sea el futuro candidato quien personalmente lo abandere, en la escena seguirá el caso de los ERE fraudulentos.

Las mismas fuentes predicen que los socialistas optarán por resucitar la confrontación al Gobierno central, que tan bien funcionó a Manuel Chaves contra los Ejecutivos de José María Aznar. "Esta vez será irrisoria porque nadie va a comprar que se haga la oposición a un Consejo de Ministros que no llevará ni un mes en el poder".

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