Visita científica

Las campañas políticas tienen a menudo un punto de prepotencia difícil de aceptar. Un instituto que reúne departamentos como Citometría de Flujo, Estrés Oxidativo y Ciclo Celular y Proteómica y Química de Proteínas ya se ve que es un instituto serio. Tal es el caso del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, situado en el bello edificio elíptico entre el hotel Arts y el hospital del Mar, obra de Manel Brullet y Albert de Pineda. Trabajan allí unas 1.400 personas, 900 de ellas dedicadas a la alta investigación. La cuestión es: ¿tiene derecho el recreativo circo electoral a irrumpir en ese mundo, soltar sus gracias y volverse por donde ha venido? Lo tenga o no, se lo toma.

Se lo tomó ayer mismo Carme Chacón y su séquito, una treintena de personas entre colaboradores de campaña y periodistas. El acto había sido diseñado con sobriedad y eficacia. Primero, visita a los viveros del danio cebrado o Danio rerio, un pececillo de apenas cinco centímetros, procedente del sudeste asiático, cuya alta capacidad regenerativa de órganos lo convierte en especialmente adecuado para los ensayos científicos. Antes de entrar en el vivero había que ponerse bata blanca y enjabonarse la suela de los zapatos en una esterilla al efecto, cosa que siempre marca un nivel científico. El pase de Chacón en este angosto lugar era solo para periodistas gráficos, mientras que los plumillas éramos cordialmente invitados por la organización a atender fuera, pero ustedes están de suerte de ir de la mano de un viejo sabueso que consiguió colarse a tiempo para escuchar la desenfadada pregunta de la política al científico: "¿Y no les coge cariño?", a lo que el segundo respondía, sorprendido: "Bueno, si solo tuviéramos un pez, tal vez, pero teniendo miles, pues no, la verdad".

Acto seguido la candidata se reunía con los responsables del centro, sin que trascendiera el motivo ni el alcance de la reunión, y al cabo aparecía en una promiscua rueda de prensa -para gráficos y plumillas, juntos y revueltos- que tenía lugar al aire libre, en la espectacular terraza del primer piso, batida por el viento, con mar de fondo de fondo. Decía la candidata lo que gráficos y plumillas sabían de antemano que iba a decir, esto es, hablaba de "recortes salvajes", "mala gestión" y "degradación" del sistema sanitario, "uno de los mejores del mundo que la derecha amenaza con destruir". Punto pelota y a por otro mundo, que ya el tiempo apremiaba.

A saber qué pensarán de todo esto en el departamento de Fisiología Molecular y Canalopatías. Caso de que se hayan enterado de la visita de la candidata, claro está.