"Quiero ser un diputado al estilo laborista inglés"

Odón Elorza (San Sebastián, 1955), alcalde de su ciudad natal durante 20 años, ha detallado en su blog siete compromisos si sale elegido diputado, entre ellos pelear por el empleo, defender el proceso de paz y la convivencia, actuar con transparencia y apoyar las políticas solidarias.

Pregunta. Viene de celebrar un acto electoral en la Plaza de la Constitución donostiarra. Esto era algo imposible hace años.

Respuesta. Este espacio fue un foco de tensiones, ataques a las personas y a la democracia. En ese lugar Ernest Lluch pedía a los manifestantes de Batasuna que gritasen, porque mientras gritaban no mataban. También Ernest pensó que aquella tregua de 1999 iba en serio, pero al año siguiente lo mataron. En La Consti, los socialistas hemos querido expresar nuestro compromiso por seguir luchando por la libertad. Es una prioridad.

"Vaticino una escisión en el PP si Rajoy da pasos a favor de la paz"

"Quienes voten a Amaiur deben saber que no trabajarán por la libertad"

"Ir por la ciudad sin escolta después de 20 años es como vivir al 100%"

"Para la izquierda, la corrupción supone un pecado mortal"

P. ¿Cómo le ha cambiado la vida después del 20 de octubre?

R. De una manera muy importante. Andar por la ciudad sin escolta después de 20 años es como vivir al 100%. Pasear, charlar, andar en bici... sin mirar a los costados, sin la pareja [de escoltas], es una sensación impresionante. Lo que más me ha impactado es poder recorrer solo los pueblos de Gipuzkoa. Es algo difícil de explicar. Decidí entrar en política en 1973, en plena asfixia por la dictadura. Esa asfixia la he superado hace un mes.

P. Todas las encuestas dan al PP como ganador. ¿Afronta estas elecciones como perdedor?

R. Personalmente, no es así. No me he planteado que seamos una fuerza perdedora frente a Amaiur, que es nuestro principal competidor. Espero y confío en que la ciudadanía sepa valorar quiénes han luchado por la libertad en los últimos 30 años en Euskadi. Sabrán discernir quiénes hemos defendido los derechos humanos, el autogobierno, la democracia... y quiénes han estado permanentemente a la contra en todo. Aún hoy, Bildu-Amaiur está en las instituciones mostrando su profunda incapacidad para sacar adelante los proyectos estratégicos de Gipuzkoa y su resistencia a dar pasos a favor de la distensión y de las víctimas.

P. ¿No teme que se repita el voto entusiasta que recibió Bildu en las municipales?

R. Se puede producir, pero confío en que ganaremos. Gipuzkoa necesita que los socialistas juguemos un papel central en la gestión de la paz. En 20 años como alcalde he demostrado que soy un tipo honesto y trabajador. Mi objetivo es ser un diputado del estilo de un laborista inglés, cercano a la calle. Soy muy cabezón y lo voy a hacer.

P. Parece claro que el PP ganará las elecciones. ¿Cómo cree que gestionará el final de ETA?

R. Desconfío de Rajoy, porque le va a costar mucho convencer a sectores importantes del PP, a su Tea Party, a la extrema derecha de su partido, a dirigentes como Aznar o Mayor Oreja, a la cueva mediática, para que se puedan dar pasos conforme a la legalidad hacia una pacificación que no ha hecho más que empezar. Rajoy ha cultivado la sospecha sobre Zapatero y Rubalcaba ante cualquier gesto de estos a favor del diálogo y del final de terrorismo. El PP ha cultivado el melodrama y ahora tiene poco margen para flexibilizar sus posiciones. Yo vaticino que se puede producir una escisión dentro del PP si Rajoy quiere seguir la estela de Zapatero, Rubalcaba y Patxi López.

P. ¿Qué le parece que Amaiur diga que va a Madrid solo a reivindicar la independencia?

R. Son continuadores de la antigua Batasuna y por eso tiene plena coherencia en lo que dicen. Los que voten a Amaiur deben saber que no van a hacer un trabajo continuado a favor de la libertad, de una salida social de la crisis. No van a Madrid con un programa; llevan una hoja que pone "independencia, sujeto nacional, Navarra y amnistía". Es verdad que Bildu-Amaiur vive un momento dulce, pero eso durará hasta que la ciudadanía se dé cuenta de su incapacidad. No valen como gestores en las instituciones donde están y tampoco van a ejercer el papel de defensa de Euskadi que deberían jugar en las Cortes.

P. Usted decía hace poco que quería colaborar en la "reinvención del PSOE". ¿Esta es una buena oportunidad?

R. Estar en Madrid te permite acercarte a los centros donde se debatirá y decidirá sobre la necesaria renovación y regeneración del PSOE. Ese proceso se va a dar, y tengo la sensación de que Rubalcaba va a ser una figura clave en la transición hacia un partido nuevo que sabrá coordinarse con las fuerzas de izquierda emergentes en Europa.

P. ¿Resulta posible mantener las políticas públicas en Sanidad y Educación sin subir los impuestos?

R. Es imposible, no cuadran las cifras. El PP engaña conscientemente a la ciudadanía. Presenta fórmulas milagrosas que esconden una falsedad tremenda. La derecha nunca ha jugado un papel social en España en los últimos 75 años. Esa gran coalición de la derecha española con la Iglesia y la banca es la que puede ganar las elecciones, pero no va a dar solución a problemas como el desempleo.

P. ¿Cataluña merece tener un régimen económico y fiscal como el del País Vasco y Navarra?

R. Se precisa un acuerdo de Estado entre Cataluña y el Gobierno central, porque esa reivindicación puede ser peligrosa para la convivencia entre Cataluña y el resto de España. En todo caso, esa reivindicación surge por una sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma del Estatuto catalán que yo no comparto. Y tampoco es admisible la batalla desaforada del PP en contra del Estatuto de Cataluña. Han generado un anticatalanismo que nos lleva a una situación de tensión muy complicada de resolver.

P. ¿Qué se debe hacer contra la corrupción?

R. Creo que el PSOE pudo perder el control sobre determinados cargos que acumulaban tareas públicas y orgánicas. Son una minoría que mete mucho ruido y genera mucha desconfianza de la ciudadanía hacia los políticos. Eso nos ha hecho mucho daño. Para la derecha, la corrupción es algo casi consustancial, pero para la izquierda supone un pecado mortal.