"Nadie sabe lo que quiere hacer Amaiur"
Las encuestas apuntan a Álava como el territorio en que la pugna electoral se halla más abierta. Emilio Olabarria (Llodio, 1956), cabeza de lista del PNV al Congreso por esa provincia, es diputado desde 1986.
Pregunta. Su partido dice haber vivido en Madrid una legislatura histórica en el segundo mandato de un Zapatero necesitado de apoyos. ¿No va a saberles a poco la próxima ahora que no serán decisivos?
Respuesta. Habrá que ver. Lo previsible es que gane el PP, no sé si con mayoría absoluta, pero estamos en una situación que los teóricos del marxismo calificarían de condiciones propias para una revolución, con cinco millones de parados o el 32,6% de la población activa en Andalucía en el paro. Con un partido al frente como el PP, que no ha presentado alternativas para afrontar los aspectos más lacerantes de la crisis, que la utilizó para erosionar al Gobierno y ganar las elecciones, la próxima legislatura tiene un punto de preocupación.
"Las mayorías absolutas nunca han sido buenas para los nacionalistas"
"Con el PP al frente la próxima legislatura tiene un punto preocupante"
"El relato no lo pueden escribir solo las víctimas; debemos escribirlo todos"
"La nación se defiende desde la razón, no desde el victimismo"
P. Las encuestas apuntan en ese sentido.
R. Las mayorías absolutas nunca han sido buenas para los partidos nacionalistas y quienes consideramos que el Estado español es plurinacional. Pero aunque la obtenga, va a ser difícil pensar que Rajoy prescindirá de elementos de concertación muy amplios por la profundidad de los trabajos por delante.
P. Entonces su papel depende de las ganas que tenga el PP de concertar, porque ya no tienen palanca para presionar.
R. El fenotipo de Rajoy es el de un personaje pragmático. Si el próximo Gobierno lo presidiera Aznar no tendría ninguna esperanza, por su dogmatismo ideológico. Rajoy es de otra estopa, es gallego. Tiene que luchar para evitar la intervención de la economía española, ahora que Italia está a punto de caer. Para hacer todo esto, necesita una posición fuerte para legitimarse. Nosotros proponemos medidas que tripliquen las inversiones en I+D+i. El Estado español dedica el 1,4% de su PIB, la séptima parte de la media europea. Esto supone que se paga un euro en I+D+I para cada cuatro euros que utiliza para pagar la deuda que recurrentemente colocamos. Esto hay que invertirlo.
P. ¿Su exigencia de un nuevo estatuto político no dificultará el diálogo con el PP?
R. Nosotros diferenciamos entre nuestros tres troncos: la lucha contra la crisis, con una colaboración proactiva porque solo entre todos salimos de esta, la normalización y la pacificación.
P. ¿Qué pasos cree que deben darse ante el final de ETA?
R. Es un momento muy sugestivo. El último acto en otros procesos, el abandono de las armas, es el primero para nosotros. Ahora tenemos que afrontar una reconciliación, con una reparación justa y satisfactoria para las víctimas. No todas tienen una voz homogénea. En el registro del Ministerio del Interior hay 43; se oye mucho a tres pero quedan otras 40, la mayoría de las cuales está en una posición a favor de la pacificación. Lo digo porque se lo he oído decir a ellas mismas. La reconciliación tenemos que pactarla entre todos. El relato no lo pueden escribir solo las víctimas; lo tenemos que escribir todos, con ellas también en una posición relevante, pero aquí hay distintos tipos de víctimas y ha sufrido mucha gente.
P. ¿Un etarra que muere manipulando una bomba es una victima del "conflicto" como dice la izquierda abertzale?
R. No, una víctima es una víctima. Un etarra es una víctima si ha sufrido un atentado del GAL. El componente de victimización tiene que partir de una acción dolosa previa realizada por otro; si no, no hay víctima. Por otro lado, tiene que haber cierta desactivación del ordenamiento jurídico de excepción que se hizo para acosar a ETA, pero que ha deteriorado los derechos y libertades publicas de todos los ciudadanos: la ley de Partidos, la legislación antiterrorista y la penitenciaria.
P. ¿El PNV nunca cambiará su opinión sobre la ley de Partidos?
R. Me plantea lo que en términos jurídicos se llama la prueba diabólica. No sabemos lo que hubiera ocurrido. Nunca lo sabremos.
P. Todo apunta a que dejarán de ser el único partido nacionalista vasco en Madrid.
R. Amaiur es un acto de fe, un voto a ciegas; carece de programa. Incluso se jactan de que, no lo tienen porque, como siempre están en la calle, la gente sabe lo que piensan. Nadie sabe qué quieren hacer para afrontar el desempleo, mantener el sistema sanitario público o las pensiones. Solo utilizan cuatro consignas. Y los registros emocionales funcionan bien en este país.
P. ¿Qué le diría a un votante que duda entre los dos?
R. Quiero apelar a la racionalidad. En Madrid se resuelven muchos problemas importantes de los ciudadanos vascos, así que cuidado con los registros emocionales. Los pertinentes son los racionales y la defensa de la nación se hace desde la razón y no desde el victimismo. Entiendo que algunos tienen motivos para ello mientras no hayan tenido representación política, pero de ahí a pensar que están listos para afrontar los gravísimos problemas que la sociedad tiene que afrontar, incluido el derecho a decidir, falta un trecho.
P. ¿Sería difícil una colaboración entre PNV y Amaiur en Madrid?
R. Con lo del derecho a decidir hemos nacido y con el derecho a decidir moriremos. Forma parte de nuestro fenotipo ideológico, pero una cosa es creer en el derecho a decidir y otra cosa es ponerse de acuerdo con alguien que no ha dicho cómo va a afrontar los múltiples enigmas que tienen la sociedad. Como no sabemos qué piensan sobre nada es difícil concertar. Salvo una defensa genérica de los intereses de Euskadi...
P. ¿Si no suman cinco diputados, a quién le pedirían otro prestado para formar grupo?
R. No lo contemplamos. Es tan inviable como pensar que el PP no va a ganar las elecciones. Se lo pediríamos a alguien con toda seguridad, pero vamos a tener grupo propio. Tenemos empatía política con CiU y numerosos partidos del Grupo Mixto.
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