Tras el debate electoral
Tras el debate electoral del pasado lunes unos dirán que ha ganado Rubalcaba, otros que lo ha hecho Rajoy; será cuestión de los intereses partidistas de quien expresa la opinión. Sin embargo, lo seguro es que habrá una perdedora: la democracia. Porque se ha ninguneado al resto de las candidaturas, transformando unas elecciones legislativas en un debate meramente presidencialista.
Nuevamente se propicia el bipartidismo que, en materia de políticas económicas, es más bien pensamiento único. Unos han estado aplicando medidas neoliberales basadas en la corrección del déficit público y los otros las continuarán a partir del 20-N. Sin embargo, se priva al electorado de poder conocer otras políticas alternativas, que pongan como referente la reactivación de la economía y la sustitución del dogma neoliberal del mercado por la intervención pública de la economía.
¿Se puede seguir hablando de democracia cuando se impide el acceso a los medios, en igualdad de condiciones, al resto de las fuerzas políticas, o cuando el traspaso de votos a escaños no es en absoluto proporcional? Tiene razón Cayo Lara cuando manifiesta que "nos roban la democracia".- Luis Goñi. Málaga.
Mientras el candidato socialista defendía lo que llamó los "avances de derechos" impuestos por ley y sin petición popular durante las legislaturas gobernadas por Zapatero, el candidato popular eludía el envite. Quedó claro en este sentido que el PSOE se muestra orgulloso de esas políticas sociales que han dividido a la sociedad española, temas en los que el PP ha preferido no profundizar aunque se encuentren en su programa electoral. Una cuestión de estrategia que acaso no haya sido percibida positivamente por muchos de quienes seguimos el debate.
Se vio a un Pérez Rubalcaba ofensivo y agresivo, tratando de interpretar a su aire el programa del PP para suscitar desconfianza entre el electorado y a un Rajoy serio y confiado en que el cambio de política económica que propone es lo que interesa a la mayoría.
Rubalcaba quería hundir a Rajoy acusándolo de vaguedad e inconsistencia, leyendo a su modo algunos puntos del programa del PP y si no lo consiguió fue porque la contundencia de los datos recordados por el candidato popular no le dejó apenas respiro. Pero sí dejó claro un mensaje insidioso que Rajoy, pese a la defensa que hizo de su programa, no pudo desvanecer del todo: que el PP pretende privatizar la sanidad y la enseñanza y recortar más aún el Estado del bienestar, especialmente las pensiones. No es verdad.- José Morales. Palafrugell, Girona.
Rajoy se encastilló en una lectura preparada sin contestar ninguna cuestión que, en sustitución de los ninguneados periodistas por parte de este candidato, reiteradamente le hacía Rubalcaba. Eran cuestiones muy simples y que el candidato del PP debería haber contestado. Solo alzó la voz para mentir al asegurar que la presidenta de la Comunidad de Madrid no había llamado "vagos" a los profesores. Además de leerse su propio programa que pareció desconocer debería leer de vez en cuando la prensa independiente, no solo la que le compendian sus adeptos.
Parece mentira que en lugar de hablar del futuro y de propuestas bien articuladas para superar nuestros graves problemas sociales y económicos, Rajoy se empeñó, como ya es habitual en su partido, en leer episodios, cifras y asuntos del pasado. Rubalcaba, a la vez que intentaba inútilmente unas aclaraciones del programa del PP que posiblemente no existan -o sean tan nefastas que es mejor no airearlas- expuso a grandes rasgos su propia visión de los problemas a solventar: incrementar los recursos de Hacienda con impuestos selectivos a las rentas más pudientes y a los bancos, en obligada solidaridad; salvaguardar las protecciones y leyes sociales y trabajar en Europa para conseguir facilidades a nuestra asfixiada economía.- Begoña Núñez. Madrid
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