Bosch va al mercado
Alfred Bosch visita mercado. No el mercado hipotecario o el de la deuda secundaria, que son los que ahora molan, sino el de toda la vida, el de Sant Antoni, que cae más cerca. La cita es en Floridablanca con la ronda, a las once de la mañana. El candidato republicano entra en la carpa de los encantes, dedicada a ropa y complementos. Va acompañado por Jordi Portabella, que le hace de telonero y a menudo se le come la parte, pues al edil muchos comerciantes le conocen, mientras que al profesor y escritor Bosch, francamente, no tenían el gusto, y uno se pregunta cómo iban a tenerlo, a la vista de la meteórica velocidad a que se suceden los asesinatos políticos en la cúpula de ERC.
El tema estrella del encuentro sigue siendo el viejo hit de los horarios comerciales. "No queremos café para todos, los horarios restringidos forman parte de nuestro estilo de vida", junto con quejas sobre lo mucho que cuesta vender con la crisis y lo caros que están los impuestos y los alquileres, son sonsonetes repetidos. Una de las intervenciones, a cargo de botiguera con mechas, empieza con lo de "yo no soy racista", para acto seguido descargar la mentira: la Seguridad Social atiende antes a los inmigrantes que a la población vernácula.
Bosch habla poco, escucha mucho y puntúa los dicursos ajenos con interjecciones del tipo "endavant!", "resistirem!" y "no ens deixarem véncer!". Más le vale hablar poco, porque cuando lo hace más seguido tiende a meter la gamba. Por ejemplo, cuando le pregunta a un comerciante cuándo, según él, saldremos de esta crisis, y este, desarmado, se sincera: "Si no ho saps tu, m'has ben fotut!". Más adelante, el candidato ve un puestode vetes i fils y, comoquiera que va corto de cordones de zapatos, se detiene para comprar un par. Saluda a la dependienta y al punto advierte que esta tiene a varios clientes guardando cola. "Què faig, m'espero?", le pregunta, a lo que la señora le contesta impertérrita: "Sería lo suyo". El candidato farfulla que ya volverá otro rato...
Así las gasta el mercado. El mercado de la gente real, no el de las hipotecas o de la deuda secundaria, que son como más taimados.
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