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Columna
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De película

Estoy hecho un lío, lo reconozco. Pero es que las cosas no están nada claras. Supongamos que, después de las elecciones, quiero quejarme de la sanidad o de la educación, por poner un ejemplo. ¿A quién me dirijo? Puedo intentarlo con Rajoy, en todo caso con Rubalcaba, o también puedo hacerlo directamente con Angela Merkel. Pero es que no es lo mismo. Rajoy puede decirme que me aguante, Rubalcaba que me espere, puedo admitir cualquiera de las dos cosas aunque no me gusten, pero Merkel funciona en otro idioma y a lo mejor me dice Achtung!, y yo, para esto de los idiomas, reconozco que soy muy sensible, seguro que me entraría un sudor frío y un tembleque de piernas que no me compensa la intentona.

Está todo muy raro, no es broma. Dentro de unos días habrá unas elecciones, perfecto. ¿Qué es lo que votamos? Porque no es lo mismo votar a un presidente del gobierno que al gobernador de un territorio europeo, y yo no lo tengo muy claro. A Grecia le prestan dinero a la fuerza para recortarle el estilo de vida, Italia admite vigilancia desde dentro, Irlanda ya ni se sabe, y nosotros tenemos clavados unos ojos hambrientos en el cogote que no presagian nada bueno. Y ahora ¿qué votamos? Rajoy puede ser un buen presidente, no lo sé, pero un mal gobernador, quizá al revés que Rubalcaba, quién lo sabe. Imaginen que no nos lo han dicho pero que en realidad solo estamos votando un ministro del interior, porque del resto ya se ocupan fuera. Eso es otra cosa, no hay color, porque para ese puesto Rubalcaba tiene puntos acumulados a su favor. Cada uno de nosotros tendrá sus preferencias, por supuesto, pero no sabemos muy bien para qué preferimos a uno o a otro, de qué se ocupará, cuál será su papel en esta representación europea.

Y para colmo, nos quieren confundir jugando al ajedrez con los conceptos. Resulta que es asambleario hacer un referéndum para que el pueblo decida que será de su vida durante los próximos veinte o treinta años, unos ciudadanos incultos, emocionales y que no entienden de estas cosas. Pero esos mismos ciudadanos, los mismos, son gente informada, racional y participativa cuando votan a un determinado partido político o a su hermano gemelo para los próximos cuatro años. Sin duda es una broma pesada, pero es igual, jaque mate para el ciudadano.

Siempre nos quedará Paris, decían antes. Pero ahora ni eso, porque Francia vuelve a colaborar con Alemania, aunque ya veremos con el tiempo. Alemania quiere quedarse con Grecia, Grecia ya no es la cuna de la democracia sino de las asambleas y el referéndum, y España ¿qué hace España? Intenta por todos los medios ser neutral ante todo este panorama que se avecina, para ver si es capaz de sobrevivir sin que le ocurran grandes males. No sé qué me pasa pero tengo la sensación de haber visto antes esta película. Será una nueva versión, supongo.

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