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Crítica:TEATRO | UN FANTASMA A CASA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Humor de garrafa

Noël Coward escribió Blithe spirit en plena guerra, 1941, y en un par de días. Dio con una comedia que se hizo muy popular y que contribuyó a animar a los abatidos londinenses entre bomba y bomba. De hecho, una de ellas cayó muy cerca del teatro la noche de su estreno. En esa época, como paliativo a la muerte de seres queridos, resucitaron los temas espirituales. Coward introdujo un fantasma en la trama, no tanto para hablar del más allá como para burlarse de la tradición del matrimonio, cosa que hizo con la sutileza que le caracterizaba. Y el fantasma en cuestión no era otro que la primera mujer de un novelista que aparece durante una sesión de espiritismo organizada por este y su actual esposa en su mansión de Kent, y con la que él pretende documentarse sobre el mundo del ocultismo, tema del libro que está escribiendo. Madame Arcati, la médium, protagoniza la sesión, a la que acude también un matrimonio amigo, todos ellos asistidos por la criada. Las dos esposas compiten por el marido hasta que este se plantea si realmente quiere estar casado. Blithe spirit, título inspirado en un poema de Shelley, es una comedia sobrenatural deliciosa y satírica que David Lean llevó a la pantalla con Rex Harrison y una estupenda Margaret Rutherford en el papel de la médium.

UN FANTASMA A CASA

De Noël Coward. Adaptación: Marc Rosich. Dirección: Antonio Calvo. Intérpretes: Mercè Comes, Carles Martínez, Alicia González Laá, Gretel Stuyck, Pep Sais, Míriam Alamany. Escenografía: Montse Amenós. Vestuario: Mercè Paloma. Iluminación: Carles Borràs. Teatro Borràs. Barcelona, 7 de octubre.

Otra cosa es Un fantasma a casa, la adaptación de Marc Rosich montada por Antonio Calvo. Rosich ha situado la trama en la costa del Garraf y ahora: nuestra Madame Arcati (Mercè Comes) afirma recibir las visitas de Liz Taylor y Michael Jackson desde el más allá; ha eliminado a la criada y se ha inventado una hermana del escritor (Míriam Alemany) que hace las veces de criada y de pareja del amigo (Pep Sais) durante la sesión; ha hecho que Elvira, la primera mujer (Gretel Stuyck), muriera tomando el sol del Garraf para que pueda aparecer en biquini; ha incorporado una pantalla de televisión que emite un programa de horóscopos y tarot conducido por la médium. Por su parte, Antonio Calvo ha aniñado a Ruth (Alicia González Laá), la segunda esposa del escritor, por sus pataletas; ha ridiculizado a la criada hermana; ha vulgarizado a Elvira y ha convertido a la médium en una caricatura tocada con lo que parece una cesta de Navidad. Lo del habla en catalán impregnada de palabras y frases enteras en castellano pero con acento catalán, recurso del que abusan tanto la médium como el escritor (Carles Martínez), no sé si es de Rosich o de Calvo, o si ha surgido durante los ensayos y lo han dejado así porque la mezcla hace gracia, i tant! La cuestión es que entre una rebaja y otra, lo que queda es eso, otra cosa, un vodevil del Garraf que, a tenor de las risas sueltas durante la función, solo les sirve a algunos para pasar el rato.

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