Gesto abordará el debate de su futuro sin "ninguna urgencia"
"Gesto por la Paz nació para cubrir un hueco social, pero, al final, seguramente es el grupo al que más fácilmente hemos amortizado como sociedad, porque a nadie nos gusta que nos recuerden nuestras miserias", apunta Imanol Zubero, uno de los promotores de la coordinadora hace más de dos décadas. El creciente protagonismo de las víctimas y el hecho de que las propias instituciones tomasen el testigo de la movilización permanente, y no solo ocasional, frente a la violencia etarra ha ido absorbiendo buena parte de las funciones y motivaciones que dieron lugar al nacimiento de la coordinadora pacifista.
Bajo el lema Lortu dugu ("Lo hemos conseguido"), Gesto reunió el pasado día 22 a un centenar de personas en Bilbao para celebrar el fin de la violencia, frase aquella que en sí misma implica un cierto final de etapa. "En los últimos años nos hemos ido replanteando en cada momento cuál era nuestro papel. Y ahora, con toda la tranquilidad del mundo, volvemos a ver si Gesto puede jugar alguno o ya ha cumplido su labor", indica Jesús Herrero, uno de sus portavoces.
"Gesto debe pensar en desaparecer", recalca uno de sus fundadores
Lo que la coordinadora ve claro es que no tiene "absolutamente ninguna urgencia, ni precipitación, ni ningún plazo" para abordar el debate sobre su futuro o su posible final. "La primera reunión de socios que hagamos no será para tomar ninguna decisión. No hay nada planteado y ya tendremos tiempo", apostilla Herrero. "Durante estos días, bastante hemos tenido con asimilar la noticia
[del cese definitivo de la acción de ETA] y ser conscientes de ella como para plantearnos a día de hoy el futuro de Gesto", reconoce.
Este grupo va a centrar su trabajo inmediato en una swerie de cuestiones que ya venía abordando antes del histórico anuncio etarra de la pasada semana y en las que cree necesario seguir insistiendo, pues todavía queda mucho por hacer: el reconocimiento de la situación de las víctimas, la búsqueda de la justicia y de la verdad o la deslegitimación de la violencia.
"Gesto tiene que plantearse con claridad su desaparición. Si ETA no actúa, Gesto no tiene razón de ser", recalca Zubero. Los responsables de la organización siempre han pensado que su vocación futura era desaparecer, en cuanto que ello significase que quedaba echado el cerrojo al ciclo de la violencia de una forma definitiva.
"No sé si Gesto tiene que cerrar o no", sostiene María Guijarro, quien durante más de una década, coincidiendo con algunos de los años de plomo, formó parte de la dirección de la coordinadora, a la que sigue perteneciendo. "Pero lo que no se puede perder es todo ese trabajo de memoria democrática en este país, que tiene que mantener", prosigue. "Debe reflexionar tranquilamente y escribir la historia de la movilización ciudadana en Euskadi, en la que Gesto ha tenido un papel fundamental y tomar una decisión sin prisa".
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