El relevo de la vieja guardia kirchnerista
La presidenta prevé una gran reforma del Gabinete en el segundo mandato
La presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, iniciará su segundo mandato con cambios importantes en su gabinete. El principal de todos se producirá en el área económica, porque el actual ministro, Amado Boudou, de 47 años, un ex neoliberal devenido kirchnerista, ha sido su candidato a vicepresidente y pasará ahora a nuevas funciones, entre otras, presidir el Senado y reemplazar a la primera mandataria en casos excepcionales.
El cargo de ministro de Economía fue históricamente muy poderoso en Argentina, pero quedó devaluado desde que en 2005 el entonces presidente, Néstor Kirchner, removió a Roberto Lavagna y empezó a tomar las decisiones directamente o a través de funcionarios menos distinguidos. Desde que murió, la gestión económica del Gobierno quedó repartida entre diversos ministros, secretarios de Estado y la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, una economista heterodoxa, de 52 años, que cuenta con la confianza de la presidenta.
El principal cambio en el Gobierno será en el Ministerio de Economía
El rockero Amado Boudou, de 47 años, será el vicepresidente
Boudou puso este año buena parte de sus energías en la campaña electoral, siempre con la compañía de su guitarra rockera en los actos políticos. Reemplazará en su cargo al radical Julio Cobos, que había llegado al poder como kirchnerista en 2007, pero al año siguiente se peleó con Fernández por el conflicto agrario y regresó a su partido.
El sucesor de Boudou deberá afrontar el contagio local de la crisis de EE UU y Europa, que aún no se ha hecho sentir en Argentina. La prensa porteña especula con diversos candidatos a ministro de Economía: la propia Marcó del Pont; Débora Giorgi, actual ministra de Industria, otra economista heterodoxa, de 52 años que, sin embargo, aplicó la receta neoliberal como secretaria de Estado del Gobierno del radical Fernando de la Rúa (1999-2001); Hernán Lorenzino, el ahora secretario de Finanzas, de solo 39 años y de excelente relación con Boudou y la banca; Diego Bossio, otro joven economista, de apenas 32 años, pero que dirige la poderosa Seguridad Social; Juan Carlos Fábrega, de 62 años, presidente del estatal Banco de la Nación Argentina, sin título universitario en su currículum, pero con una larga experiencia en el sistema financiero y de estrecho vínculo con los Kirchner; y Roberto Feletti, actual viceministro de Economía, contable, de 52 años.
Otros miembros del gabinete deberán abandonar también el gobierno al haber optado a cargos parlamentarios incompatibles. Uno de ellos es nada menos que el jefe de Gabinete y futuro senador, Aníbal Fernández, de 54 años, un peronista tradicional, famoso mientras estuvo a cargo del gabinete por su incesante presencia en Twitter y en todos los programas propagandísticos kirchneristas. Otro peronista de pura cepa que debería dejar el cargo es el actual ministro de Agricultura, Julián Domínguez, de 47 años, que cuenta en su labor con un éxito indiscutible: apaciguar la tensión con los colectivos agrarios tras el enfrentamiento de 2008 y propiciar la reciente e inesperada visita de Cristina Fernández de Kirchner a CONIAGRIO, una de las entidades que protagonizó aquella batalla.
Otros ministros históricos de los Kirchner son el de Planificación, Julio de Vido, de 61 años, amigo de la familia gobernante y encargado de la relación con el empresariado, incluidas las compañías españolas como Repsol y Telefónica; y la de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, de 65 años, cuñada de la jefa de Estado. La duda es si estos ministros de larga data seguirán en sus cargos. Tampoco es segura la permanencia del titular de Exteriores, Héctor Timerman, nombrado hace menos de dos años, pero protagonista de algunos incidentes que dificultan su relación con EE UU.
Menos incógnitas existen sobre la continuidad del camionero Hugo Moyano como secretario general de la poderosa y peronista Confederación General del Trabajo (CGT). Moyano ha sido un aliado de los Kirchner, pero sin la disciplina que han demostrado sus seguidores políticos. La prensa argentina anticipa que en 2012 se librará una batalla por quién sucederá a Moyano, que cuenta con la capacidad de paralizar el país con una huelga porque el 85% de la mercadería en este país circula por camión. El kirchnerismo y el peronista tradicional pelearán por imponer al reemplazante.
El gabinete en Argentina funciona de manera muy diferente a un Consejo de Ministros español o francés y responde a un sistema presidencial más parecido al norteamericano. El gabinete no tiene obligación constitucional de reunirse, pero lo hizo con asiduidad durante anteriores gobiernos democráticos. Ha sido con los gobiernos Kirchner cuando esos consejos han dejado de celebrarse porque el primer mandatario prefiere tomar las decisiones en reuniones de "mesa pequeña", con dos o tres participantes.
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