El mundo en tecnicolor
La Sala Kubo de San Sebastián repasa la trayectoria del diseñador Javier Mariscal - La muestra reúne multitud de objetos
La Sala Kubo Kutxa de San Sebastián ha mutado en una explosión de color y formas. Un espacio colonizado desde hoy y hasta el próximo 29 de enero por la obra del diseñador Javier Mariscal (Valencia, 1950), artífice, entre otros, "del ingreso en la modernidad de nuestra sociedad", según los organizadores. "Lo único que tenemos es la vida. Hay que aprender a decir que chula es", aseguró ayer el artista durante la presentación de la muestra Mariscal Bizi Poza (Mariscal, La alegría de vivir), como resumen y esencia de la exposición.
Mariscal es mucho más que Cobi, la mascota que ideó para los Juegos Olimpicos de Barcelona y de ello da cuenta Bizi Poza. Multitud de objetos -ni el artista ni el comisario, su hermano, supieron especificar cuántos-, de diversas tipologías recorren la trayectoria de Mariscal. Desde el cómic El sidecar (1977) y la figura en papel maché El señor del caballito (1977) hasta unos maceteros de proporciones hercúleas, recién salidos de la fábrica y que todavía no se han empezado a comercializar.
"Lo único que tenemos es la vida. Hay que aprender a decir que chula es"
El artista ha ideado dos piezas para la muestra, una escultura y un mural
La muestra invita a tocar. A palpar, "manosear" y atravesar los bocetos que cuelgan a modo de cortina en la primera sala. No pasa nada. Todos son fotocopias que encierran el proceso creativo del diseñador que en varias ocasiones insistió en remarcar la importancia del trabajo en equipo en el Estudio Mariscal.
En sus cerca de 40 años de carrera, el artista ha sabido concentrar su universo en los más dispares objetos. Ya sea en las portadas de The New Yorker, en una sartén o en la imagen del partido socialdemócrata de Suecia. Y continúa, por ejemplo, en la portada "de uno de los discos más significativos en español", Lágrimas negras, de Bebo Valdés y El Cigala, o en el encargo de algunas marcas de ropa. El secreto, según el propio diseñador, reside en jugar, "aunque esté muy mal visto. Es mentira, todos nos dedicamos a jugar. En el diseño el juego se utiliza como elemento del proceso", aseguró.
Mariscal además ha creado para la exposición dos piezas que toman el nombre de la misma. La primera, una escultura compuesta por las letras de Bizi Poza, de colores chillones, amontonadas en uno de los puntos neurálgicos de la sala Kubo y la segunda, un mural compuesto por cuatro lienzos y que pasará a engrosar los fondos de Kutxa.
Y aunque el universo Mariscal hace tiempo que traspaso las fronteras del mundo Cobi, la exposición reserva una vitrina a merchandising del icono de Barcelona 92. Recortables, ambientadores para el coche o parasoles con la imagen del famoso perro. También ocupa un lugar destacado una vista general sobre La Habana de Chico y Rita, el proyecto de animación cinematográfico que firmó en 2010 con Fernando Trueba. El recorrido por la muestra lo completa una sala dedicada a los niños, con paredes garabateadas que los pequeños visitantes podrán colorear a su antojo.
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