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El centro Príncipe Felipe despide a 108 empleados y baja el sueldo a 150

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El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia, abierto en 2005, difícilmente llegará a ser la institución de referencia en biomedicina que la Generalitat quiso hacer de este edificio, que costó 60 millones de euros y se sufragó en un 70% con fondos europeos.

La dirección del CIPF, tutelada por el Gobierno valenciano, presentó ayer un severo expediente de regulación de empleo que contempla el despido de 108 trabajadores y "un cambio en las condiciones de trabajo" de los 150 que se queden, que contempla la reducción de sus salarios.

Esta decisión llega tras la dimisión de la dirección y el comité científico a principios de septiembre por los fuertes recortes presupuestarios que sufrió el centro. La Generalitat, principal financiadora, redujo entre 2009 y 2011 un 50% los fondos que aportaba a la institución hasta bajar este año a 4,6 millones.

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El ex director científico dimitido, Carlos Simón, se refirió ayer a la situación del CIPF, tras recoger el premio Rey Jaime I en Investigación Médica. Simón tachó de "lamentable" y "terrible" el ERE. "Dejé la dirección científica porque no había dinero para continuar". Y añadió que espera que las medidas anunciadas "sirvan para reflotar el centro". El CIPF también fue objeto ayer de una interpelación en las Cortes planteada por Marga Sanz, de EU.

En la reunión mantenida entre el comité de empresa del CIPF y la dirección se informó también de la extinción del programa de medicina regenerativa, que dirige Simón. Era uno de los tres que había en España junto a los de Barcelona y Sevilla. En total se eliminarán entre 13 y 14 líneas de investigación, más de la mitad de las que hay actualmente.

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Los despidos, "han sido identificados sobre criterios objetivos relativos a la productividad, la capacidad de autofinanciación o la evaluación de organismos externos", según explicó ayer el CIPF, que confía en poder recolocar a 40 bajas.

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