La banca copa la oferta inmobiliaria
Promotoras y constructoras han desaparecido del Barcelona Meeting Point
Si el salón inmobiliario de Barcelona, el Meeting Point (BMP), es un termómetro del sector, este año plasma con crudeza el drama de las ejecuciones hipotecarias a particulares o de los promotores que han sucumbido a la crisis. En una superficie que en cuatro años se ha reducido 10 veces (de 200.000 a 20.000 metros cuadrados), y en la que ya no participa ninguna de las grandes constructoras (se ha pasado de 652 empresas a 265), la oferta de casas y pisos la copan los expositores de bancos y cajas.
La cartera de productos de las entidades financieras la integran promociones propias, pero sobre todo, edificios cedidos por promotoras a cambio de enjugar la deuda (dación en pago) o embargados a familias o empresas. La situación del sector es tan mala que los bancos también actúan como comerciales de las promotoras que aguantan. Además, la mitad del salón está dedicada a Rusia, tanto a la promoción de sus regiones como a las empresas de aquí que venden productos de lujo a la emergente clase alta de allí.
Casas embargadas a particulares o a empresas, el grueso de la muestra
En cuatro años, el salón inmobiliario ha reducido diez veces su superficie
Las entidades presentes en el salón son Servihabitat-La Caixa, Catalunya Caixa Inmobiliaria, Solvia-Banc Sabadell, BancajaHabitat, BBVA Vivienda y Bankia. En algunos casos, como el de Bankia, sus catálogos están editados para el Barcelona Meeting Point y ofrecen "289 pisos" procedentes de embargos, indica un comercial. Son pisos a precios impensables hace cuatro o cinco años (algunos por debajo de los 100.000 euros), sobre todo si no están en Barcelona ciudad. BBVA ofrece promociones propias de obra nueva y comercializa las de otras empresas -con descuentos de 6.000 euros o del 4%- y pisos de segunda mano procedentes de embargos.
Lo mismo ocurre con CatalunyaCaixa, explica el director de la división inmobiliaria, Pol Clota: "Hay producto propio, apoyo a promotores, daciones de promotores y segunda mano". Su catálogo ofrece obra nueva que la entidad se ha quedado, por ejemplo, de Metrovacesa, Fbex, Martinsa-Fadesa y Royal Urbis: empresas que antes desembarcaban en BMP con enormes puestos donde los obsequios para el público, el jamón y salmón parecían no tener fin. Clota resume gráficamente la evolución de la actitud de las entidades a la hora de dar hipotecas desde que estalló la burbuja inmobiliaria: "Se ha cambiado el paso del grifo; antes se dejaba abierto, cuando no era necesario".
Alfredo Laffitte, director del área inmobiliaria del Banc Sabadell, reconoce que la superficie alquilada ha aumentado y explica que en las mesas hay tanto comerciales propios como de promotores a quienes el banco ha financiado y no se pueden costear una caseta. Y, como en el resto, la misma procedencia de la oferta: "ejecuciones, daciones, producto propio y obra nueva". También ha cambiado la actitud a la hora de financiar: "Los precios se han ajustado y hoy no financiamos a quien no puede pagar".
La Caixa concentra su oferta en el área de Barcelona, como se desprende de su catálogo, unos productos a los que cabe añadir oportunidades de segunda residencia en Marina d'Or: pisos amueblados desde 81.200 euros, asegura el folleto. Marina d'Or, con todo, tiene caseta propia, de unos pocos metros, en la que ofrece Las Villas de Tamesna, un complejo al sur de Rabat.
Durante el acto de inauguración del salón, su presidente, Enric Lacalle, destacó su confianza en el sector exterior para reactivar la construcción y subrayó el "potencial" e "interés" de Rusia como inversor inmobiliario. En la inauguración también participaron el alcalde de Barcelona, Xavier Trias; el delegado de Estado en la Zona Franca, Manuel Royes, y el viceprimer ministro de Rusia, Alexander Zhukov.
En la parte dedicada a Rusia, además de casetas de regiones como Novgord, Leningrado y Samara, hay promotoras e inmobiliarias españolas que cuentan con entre el 10% y 50% de rusos entre su clientela. Es el caso de las inmobiliarias de gama alta Engel&Völkers y Amat, que comercializa en exclusiva el último edificio del complejo Diagonal Mar, la Illa del Mar. Con pisos que oscilan entre 630.000 y dos millones de euros, la mitad de los compradores son familias rusas.
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