Hay que eliminar estereotipos
Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakul Karman han sido galardonadas con el premio Nobel de la Paz 2011. Mujeres que en contextos culturales con condiciones adversas han sabido gestionar conflictos de forma efectiva, valiente y pacífica.
Cuando aún en el siglo XXI seguimos contando con estereotipos que sitúan a la mujer en un lugar de mayor acomodación a la hora de resolver conflictos, y por tanto menos efectiva en las mesas de negociación, ejemplos como el de estas tres mujeres hacen reflexionar sobre estos estereotipos. No son ellas una excepción que rompe la regla, ya que afortunadamente contamos a lo largo de la historia con otros ejemplos que lo corroboran.
Sin embargo, desafortunadamente, no podemos afirmar la eliminación de estos estereotipos en nuestro entorno diario. Dentro de las organizaciones, los puestos de liderazgo siguen siendo en su mayoría ocupados por hombres y, por tanto, son estos quienes toman las decisiones que afectan por igual a trabajadores y trabajadoras. Mantener en pie barreras sociales y estereotipos, junto a la falta de apoyo tanto por superiores y compañeros/as dificultan el acceso de la mujer a puestos de representación. Y, por tanto, perjudican el que la mujer forme parte en los procesos de resolución de conflictos. En entornos laborales, sociales y familiares existen conflictos por la necesidad de interdependencia con otros sujetos.
Ellen Johnson-Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakul Karman son un ejemplo indicativo de que las mujeres tienen que ocupar el lugar de poder adecuado para el acceso a la resolución de conflictos. Dejemos, pues, fuera estereotipos que, como tal, son falsos y perjudiciales para conseguir la igualdad.
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