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Rajoy pide un acto de fe en el PP y su líder

Aclamado como nunca, culmina la convención sin una sola propuesta concreta - Olvidada la crispación, se compromete a unir a España y llama a la concordia

Carlos E. Cué

Ahora que la victoria se da por segura ya nada preocupa en el PP, pero si hay algo que sacaba de quicio al marianismo en los últimos años era la idea de que no tienen propuestas ni proyecto. Ese cliché de Mariano Rajoy instalado en un sillón con su puro esperando que la crisis le dé la victoria. Era un anatema. Y siempre se intentó contrarrestar con propuestas llevadas al Congreso. En las últimas semanas incluso estaba empezando una cierta concreción en los discursos económicos de Rajoy, huyendo de esa imagen. Pero el líder del PP ha querido que la convención programática, que así se llama y así se convocó, se convierta en una especie de líquido de revelado para fijar esa imagen que tan poco le gusta.

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Tres días, 3.000 personas desplazadas a Málaga, un importante gasto, un larguísimo desfile de hasta 37 mítines de todos los poderosos y los ministrables del partido, y no sale prácticamente ni una sola propuesta concreta y detallada. Ni un papel. El programa vendrá más adelante. ¿La explicación de su entorno? No es el momento, hay que manejar los tiempos, dicen. Quedan 42 días para las elecciones, pero Rajoy ha optado por aguantar un poco más.

Se esperaba al menos que alguna de esas propuestas llegara en la traca final del discurso de Rajoy, pero él optó por un modelo completamente diferente. Apeló a su experiencia -"He hecho de mi vida un compromiso para el servicio a mí país"-; a los esfuerzos de su padre, que se levantaba a las cinco de la mañana para prepararle los temas de las oposiciones; a las generaciones de españoles que supieron salir de otras crisis; a la historia del PP; a José María Aznar, que estaba allí escuchándole; a Rodrigo Rato, presidente de Bankia, también en primera fila; e incluso a Adolfo Suárez. Todo para lanzar un mensaje muy claro: el PP, y él, van a sacar a España de la crisis, van a recuperar la ilusión, van a traer la concordia y la felicidad, y harán que este vuelva a ser "ese país alegre en el que la gente se levanta sabiendo que tiene un trabajo al que acudir".

¿Y cómo lo harán? El PP ve tan clara la victoria que cree que no necesita explicarlo, que basta con dar unos apuntes de líneas estratégicas. Ayer el líder no hizo ni eso. De tal manera que Rajoy, con un discurso muy personal, vino a solicitar a los españoles, sin citarlo expresamente, una especie de acto de fe: "La nuestra es una historia de éxitos. Por eso os digo, podemos volver a hacerlo. Vamos a salir de la crisis. No será fácil. Pero lo mismo pensaban Aznar en 1996 o Suárez veinte años antes y lo lograron. Por eso también os digo, porque ya lo hicimos, que podemos volver a hacerlo". Esto es, el pasado como garantía del futuro, una fórmula para no tener que detallar cómo será ese futuro, cómo serán las reformas que esperan a los españoles y las decisiones duras que Rajoy ya está madurando.

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En su equipo explican que algunas propuestas ya se anunciaron en otros foros, y que además la situación económica es tan cambiante que no tiene sentido adelantarse. "Se trata de construir un relato del cambio, de una llamada a la concordia para que el partido se empape de esa idea", explican los suyos. "Os pido que como partido hagamos todos los esfuerzos necesarios para vivir en concordia con aquellos que no piensan como nosotros", les dijo, una llamada clara a serenar la campaña.

Toda la convención ha sido un enorme plató de televisión pensado para magnificar un inédito culto al líder, antes incluso de que gane. Y él, uno de los políticos más machacados interna y externamente, se emocionó a ratos ante el fervor militante. Y, sobre todo, se reivindicó. Es evidente que no olvida sus crisis de liderazgo. "Si yo hoy estoy aquí, y no sabéis con cuánto orgullo, es porque vosotros lo habéis querido. Vosotros y nadie más. Vosotros y, como sabéis, a pesar de todo. Os prometo que trabajaré como nadie para demostrar que habéis acertado".

También se curó en salud y avisó de que recibirá "la peor herencia imaginable". Pero sobre todo quiso lanzar un mensaje de unidad. Después de la primera legislatura de Zapatero, cuando la estrategia de la crispación y las constantes manifestaciones le dieron un resultado electoral bueno pero no suficiente para ganar, Rajoy se reinventó. Y ahora se presenta como el adalid de la unidad de los españoles. Claro que en las bases de su partido la pulsión sigue siendo la otra. Así que mientras él apelaba a la concordia y citaba a Javier Marías, un nutrido grupo de militantes coreaba el consabido "a por ellos, oé" [los socialistas, esto es, el rival], aunque la organización consiguió que no se extendiera demasiado. Él habló de unir, de aceptar ideas de los rivales, y sacó el asunto de ETA para pedir que no haya "equidistancia" pero evitó criticar al Gobierno, al contrario que Aznar.

Rajoy dejó fuera todos los problemas concretos y asuntos de actualidad, y ni siquiera citó la bajada de calificación de Fitch de la deuda española. Fue Javier Arenas el encargado de hablar de las cosas concretas, y dijo que el PP va a exigir una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera para que el Gobierno le diga a las comunidades con cuánto dinero del Estado van a contar el año que viene para hacer sus presupuestos.

Ayer estaban allí todos los barones -todos menos Esperanza Aguirre, quien, una vez más, estuvo el viernes para participar en su ponencia y no se quedó a escuchar al líder- para aclamar a Rajoy. Pero el día anterior, en privado, todos le expusieron el problema de que el adelanto electoral haya dejado los Presupuestos en el aire, y le pidieron ayuda. Rajoy, y eso que era en privado, no les avanzó qué hará."Me comprometo a explicar lo que voy a hacer y a hacerlo", dijo en el mitin. Pero eso será después del 20-N, parece.

Mariano Rajoy, ayer en la clausura de la convención nacional del Partido Popular en Málaga.
Mariano Rajoy, ayer en la clausura de la convención nacional del Partido Popular en Málaga.JULIÁN ROJAS

Los compromisos de Rajoy

- "Me comprometo a decir la verdad, aunque a veces la verdad es incómoda de contar".

- "Me comprometo a explicar lo que voy a hacer y a hacerlo. A explicar las decisiones que tomemos".

- "Me comprometo a gobernar desde la responsabilidad. España necesita soluciones, no improvisaciones".

- "Me comprometo a gobernar con valentía".

- "Me comprometo a gobernar desde el diálogo. Estaré abierto a cualquier idea que se pueda aprovechar. No presumo de tener toda la razón. Pero sí de ser razonable".

- "Me comprometo a trabajar por la concordia entre españoles: Quiero gobernar con verdad, responsabilidad, valentía, diálogo y buscando siempre la concordia".

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