_
_
_
_
Análisis:ANÁLISIS | Galardón a las mujeres africanas y árabes
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Hitos que aún hacen falta

Berna González Harbour

Podríamos decir que cada una de las tres mujeres premiadas merece su propio Nobel, como la mayoría de los hombres anteriormente premiados. ¿Por qué un tercio a cada una?

Porque en ello está también el mensaje. Lo que el Comité del Nobel está proclamando es que hay que recuperar el tiempo perdido, que hay que afianzar la convicción que al fin empieza a extenderse en las grandes instituciones pese al retraso que sufren con respecto a la sociedad real. Y es que la mujer no solo es igual; es que debe ser reconocida y visible.

Ya sabíamos que la mujer había saltado a la universidad en los países árabes, a puestos cada vez más activos en sus ámbitos en Latinoamérica o Asia y que está aprendiendo a trazar una frontera ante la violencia machista en Europa. Son mayoría en buena parte de las facultades árabes y empiezan a superar a los hombres en carreras como las judiciales o médicas en España. La representación y visibilidad en el poder es, sin embargo, asignatura pendiente. Y no porque las mujeres necesiten el poder, sino porque el poder las necesita para enriquecer el mundo y evitar que abusen de ellas.

Los símbolos empiezan a amontonarse como señal incómoda para quienes aún no se apuntan a ellos
Más información
Las mujeres ganan el premio de la paz

Mucho está por hacer, pero el goteo de buenas noticias empieza a sembrar esperanzas en un sector del mundo, el que abraza la modernidad sin importar su género, que desea ver iconos que funcionen como espejos de la sociedad real y que tiren de ella cuando falla. Mientras las mujeres aún deben pelear por su posición en las listas del PSOE y mientras los consejos de administración de este siglo aún parecen ser de otro, los hitos empiezan a no estar aislados: la llegada a la presidencia de Brasil de Dilma Rousseff, una mujer que ha sacado el látigo contra la corrupción y los excesos en los sueldos de cargos públicos, es uno de los últimos; la llegada de Christine Lagarde al frente del FMI tras su éxito en la cartera de Economía en Francia, es otro; y el acceso por primera vez de una mujer, Jill Abramson, a la dirección de The New York Times, la meca del periodismo occidental, también trae esperanzas.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La UE ha dado un año a Gobiernos y empresas para que adopten algo más que medidas disuasorias para favorecer la igualdad en los mandos. Noruega ya lo ha impuesto con éxito. Las voluntarias no sirven, pues quien decide tiende a ver solo a sus semejantes. La acción de la UE puede ser otro símbolo.

Así que hoy, decíamos, los hitos empiezan a amontonarse como una señal incómoda para quienes aún no se han apuntado a ellos. El Nobel que premia el papel de la mujer en los cambios y en la transformación del mundo es otro de ellos. Quién sabe si, más pronto de lo que creíamos, ver a mujeres en igual posición que los hombres dejará de ser noticia.

Pero, hoy por hoy, los hitos aún nos hacen falta.

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_