Exdirectivos de NCG siguen cobrando por representar a la caja en empresas
Las prejubilaciones en la entidad gallega provocan una ola de indignación en España
Con la crisis ahogando a muchas familias, empresas y autónomos, las prejubilaciones multimillonarias de los altos directivos de Novacaixagalicia (NCG) sembraron ayer la cólera. Fue la gota que colmó el vaso de la ruinosa gestión de una fusión que ha terminado por dejar a Galicia sin cajas de ahorro. También fue el fruto de unas prácticas conocidas y aprobadas durante años que se perpetúan. Así, varios exdirectivos de NCG representan a la entidad en los consejos de administración de otras empresas y cobran por ello. Lo hacen como una extensión de su mandato en las antiguas Caixa Galicia y Caixanova aportando "su experiencia", como describe NCG, en constructoras, telecos, consultoras o aseguradoras. "Es una práctica habitual en otras sociedades", argumentan fuentes de la entidad gallega nacionalizada, que pagó indemnizaciones de 23,6 millones a tres exdirectivos antes de recibir una inyección del fondo de rescate de 2.465 millones.
Castellano quiere marcar distancias y anuncia una auditoría
Cándido Méndez (UGT): "Me da vergüenza lo que ha sucedido"
José Luis Méndez, que fue el número uno de Caixa Galicia durante 29 años y que se jubiló a dos meses de la fusión, es actualmente presidente de Ahorro Corporación, el grupo de servicios financieros participado por la Confederación de Cajas de Ahorros (CECA) y entidades de toda España. Aunque "ocupa el cargo pero no representa a nadie", según aseguraba ayer la empresa, hasta el 31 de diciembre del año pasado estaba designado por Caixa Galicia. En Tecnocom, una de las cinco primeras compañías del sector de tecnología de la comunicación en España, es vicepresidente nombrado por la corporación industrial de su excaja. Solo en esta última firma, la remuneración recibida por él junto a otros nueve accionistas se eleva a 939.000 euros anuales.
En julio de 2010 Méndez entró en el consejo de Sacyr, donde el pellizco por representante asciende cada año a 66.000 euros. Figura como miembro independiente sin vinculación con Caixa Galicia, pero comparte mesa con otro exdirectivo jubilado de Caixanova (y en representación de NCG), Ángel López Corona, que a su vez está en la compañía de cable R, de la que la caja llegó a tener el 60% de las acciones.
Julio Fernández Gayoso, exdirector de Caixanova durante décadas, luego presidente de la caja fusionada y ahora consejero de NCG Banco con 80 años, es vicepresidente del Gallego, banco del que la caja poseía el 49% de los títulos. También es vicepresidente de R.
La lista es larga e incluye a otros altos cargos. El último nombramiento conocido, el de Gregorio Gorriarán Laza, lo recoge el Boletín del Registro Mercantil del 26 de septiembre en el consejo de Caixanova Vida y Pensiones. Veinte días antes NCG realizó la provisión de fondos para su rescisión de contrato como cabeza de la división inmobiliaria con una jubilación de 7,5 millones de euros.
Aunque son las prejubilaciones de oro sumadas a enormes fondos de pensiones las que más escuecen ante la opinión pública. La resaca por el escándalo dejó ayer una corriente de indignados, desde la ministra de Economía, Elena Salgado, hasta el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, padre político de la integración financiera gallega. Salgado manifestó su rechazo "personal", a que un puñado de directivos se fuesen con los bolsillos llenos pero al mismo tiempo insistió en lo que dijo el viernes el gobernador del Banco de España: "Legalmente habrá que ver si esas retribuciones se ajustaban a lo que se había dispuesto por parte del consejo y en los estatutos".
Tanto desde el BNG como el PSOE insistieron en la necesidad de que se devuelvan los 23,6 millones de euros que se repartieron el exdirector José Luis Pego (10,8 millones), el ya citado Gorriarán (7,5) y el exdirector adjunto Javier García de Paredes (5,3 tras renunciar a 4,7 millones). "Alguien medianamente sensato pensará: si quienes eran responsables de todo este desaguisado no están en sus casas y con diligencias, estarán al menos alejados de responsabilidades de todo tipo. Pero como vivimos de modo permanente en una ínsula Barataria, aquí los colocamos en el consejo de NCG Banco para que sigan ordeñando la vaca", denunció la sección sindical de UGT en NCG.
Cándido Méndez, secretario general de UGT, exigió responsabilidades: "Me da vergüenza lo que ha sucedido, creo que ha habido un comportamiento de dudosa moralidad, pero también un grave y escalofriante problema de supervisión", aseguró, en referencia a la labor del Banco de España.
La nueva cúpula de NCG Banco presidida por José María Castellano iniciará una auditoría interna para comprobar que las condiciones de los contratos y las indemnizaciones cumplen las normas. La entidad anticipa que espera que todo sea correcto porque, dice, en realidad se está discutiendo una cuestión "de carácter ético". Para marcar distancias anunciaron que la retribución de los nuevos directivos estará basada en conceptos variables como la productividad.
La caja transformada en banco, que desde el viernes es propiedad del Estado en un 93%, dotó su plan de prejubilación para 1.200 personas con 340 millones de euros. Paradójicamente, ahora se sabe que esa partida supera en 155 millones el valor que el regulador concedió a la propia caja, cuyo capital fundacional pasó de 1.700 millones a solo 185. La entidad vio diluida su presencia en el banco que había creado, con activos de 77.000 millones, en un ridículo 7% que apenas le ayudará a mantener viva su obra social. Esta es la parte que más preocupa. Con una plantilla de 300 trabajadores y un centenar de edificios nobles y sedes sociales, la asignación anual que venía recibiendo superaba los 80 millones. En las actuales circunstancias se quedará, en el mejor de los casos, con 25. Y para colmo, la agencia de calificación crediticia Fitch rebajó la calificación de NCG a la categoría de bono basura.
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