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CÁMARA OCULTA
Columna
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La Rivelles

Ha sido en el Instituto Cervantes de Madrid donde por fin se ha rendido un demorado homenaje a la actriz Amparo Rivelles, 86 años, voluntariamente retirada del espectáculo desde hace ya unos siete, tras una trayectoria profesional amplia y diversa y en posesión de todos los premios posibles, incluido el primer Goya como mejor actriz, en 1986.

En el homenaje cervantino, que resultó multitudinario, se dijeron todos los elogios, muchos de ellos muy divertidos, a tono con la Rivelles, que lució ese gran sentido del humor del que se pone a sí misma en el punto de mira con mucha inteligencia. Se dijo de la Rivelles que tiene ojos y mirada "de estar buscando piso", y es cierto que su curiosidad es infinita. Forma parte de la historia del cine español, y hubiera seguido en él de no ser por una dolencia en las piernas que la llevó a retirarse. Pero, como bien se demostró en el acto madrileño, sigue dando gusto brindarle un merecido aplauso. Puede verse parte del mismo en la web del Cervantes.

En dicho acto se dejó oír alguna voz crítica reclamando el Premio Nacional de Cinematografía para ella, actriz de probados méritos en sus casi 100 películas, españolas, mexicanas, italianas... incluida la versión española de Mister Arkadin, junto a Orson Welles. Ignoraban quienes hacían estas demandas que desde hace un tiempo el Premio Nacional de Cinematografía -logrado este año, como se sabe, por Agustí Villaronga- se ha convertido en un reconocimiento a la actualidad. Como los organizadores temen que el gran público, o el más joven, haya olvidado o no conozca a la estrella premiada y, por tanto, no se produzca en la prensa el eco deseado, resulta que este premio, que debería celebrar toda una carrera, ha acabado siendo un Goya más, considerando que es requisito el haber trabajado el año inmediatamente anterior. De un plumazo se cierran así las puertas a que artistas de la valía de Amparo Rivelles puedan ser reconocidas como merecen. Acertadamente, el oportuno homenaje del Cervantes ha venido a cubrir un hueco.

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