Y Murphy se coló en el Parlament
En el templo de la ley, ayer solo funcionó una: la de Murphy. Reza el primer artículo de su particular estatuto que "si algo puede ir mal, irá peor". El Parlament siguió a rajatabla esta premisa en la votación posterior al debate de política general, un trámite habitualmente confuso. Las ganas de liarla de Solidaritat (SI) y la poca audacia de la presidenta, Núria de Gispert, formaron un cóctel explosivo que obligó a suspender el pleno cinco veces. La accidentada sesión empezó dos horas tarde por una maniobra de SI. "Esto va a ser largo", se le escapaba a De Gispert. Había 1.000 puntos para votar y el portavoz de SI, Alfons López Tena, siempre hábil para desquiciar a la presidenta, se entregó a su causa: pidió votación separada de la mayoría de los puntos e intervino antes de cada votación; daba la sensación de que López Tena solo dejaba de pedir la palabra para votar. De Gispert no se aclaraba; los portavoces del grupo, tampoco, y la lentitud exasperante de votación olía a récord. "Pongamos sentido común", intervino Enric Millo (PP), ampliamente aplaudido. Los diputados descargaban sus chanzas en Twitter. Uno reclamaba unas pizzas, otra apostaba por el desayuno y se reclamaba al expresidente del Parlament Ernest Benach para auxiliar a una incapaz De Gispert. Con la sesión suspendida, el portavoz de SI era el más feliz. "Paz y amor", se reía en los pasillos. El caos obligó a posponer el pleno a hoy. Está previsto que empiece a las diez de la mañana y solo Dios, López Tena y Murphy saben cuándo acabará.
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