Lo sagrado
En El nacional, esa obra de Els Joglars que ahora se repone en Madrid para placer de desprejuiciados, se consagra a los actores como profesión de putas, pero putas que interpretan a señoritas. Así, antes de que los artistas se cargaran de responsabilidades que no eran suyas, lograron que el mundo avanzara gracias a su libertad, su desafío a la autoridad y su irreverencia. Cuando uno ve que una película en catalán es elegida para representar a España en Hollywood se reafirma en que la normalidad avanza a golpes del mundo frívolo y antidogmático que ojalá nunca dejen de ser las artes.
Esto sucede horas después de que la ley del cine aprobada por el tripartito, que forzaba la presencia de copias en catalán en los cines de su autonomía, fuera reformada y desbravada por el nuevo Govern de CiU, que entonces la votó porque se bailaba con otra música. Ya anticipamos que sucedería. Hollywood dobla cinturas políticas desde hace medio siglo. La potencia de unos intereses que representan la segunda mayor fuente de ingresos para los Estados Unidos mantiene a España como un país sumiso al que exprimir en busca de beneficios.
El acuerdo evita amenazas y polémica. Al final los políticos son premiados por propiciar la ausencia de ruido y castigados por generar conflicto. Puede resultar una contradicción frente a los deseos que expresan los ciudadanos siempre que son consultados, cuando aseguran que esperan de sus representantes fortaleza y determinación frente a las presiones interesadas, pero la realidad es así de contundente. A nadie le escandalizará que las películas americanas reciban un millón y medio de euros anuales en subvención para sonar en catalán, pese al tiempo de recortes generalizado.
El consejero de Cultura ha declarado, como colofón al acuerdo que apacigua al sector, que es un gran éxito que los artistas de Hollywood hablen catalán. Bueno, por el momento no se ha visto a Tom Cruise ni a Angelina Jolie departiendo sobre la gramática de Pompeu Fabra. El catalán de Pa negre nace de una raíz veraz. Lo otro es regalarles la lengua para que se lleven la pasta, que es el concepto de éxito que sí entendemos todos. Porque el dinero es lo sagrado, la única cultura y lengua universal.
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