Dos crímenes y una vida en blanco
El presunto asesino en serie de Málaga reconoce que mató a dos mujeres
La vida del principal sospechoso del asesinato de dos mujeres en la Costa del Sol es un lienzo todavía por pintar. El arrestado, de mediana edad y aspecto caucásico, ha vivido con una identidad falsa durante los últimos meses. Se camufló junto a su novia en un complejo residencial de Mijas Costa (Málaga) en el que se alquilan apartamentos por semanas y procuró no llamar la atención. Este anonimato buscado, unido a su carácter retraído, hizo que muy pocas personas repararan en sus movimientos.
El equipo de agentes de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía que investiga los crímenes trabaja para conocer su verdadera identidad y reconstruir sus andanzas en los últimos años. Esta es la clave para determinar, si, como se sospecha, ha cometido otros crímenes similares en otros países o provincias de España, y se le puede considerar un asesino en serie.
Unos restos biológicos sitúan al arrestado junto a la víctima de Marbella
Los vecinos de la urbanización Fontana Beach le recuerdan en la piscina o frecuentando un gimnasio de la zona. En este último lugar fue detenido el viernes pasado. Hicieron falta varios agentes para colocarle los grilletes. El sábado registraron su apartamento. De complexión fuerte, rapado y ojos claros, usó una toalla blanca para que los fotógrafos no captaran su rostro. La camisa negra de tirantes que usaba en sus ejercicios dejó ver un tatuaje en el omóplato derecho.
Durante el fin de semana, el arrestado ha reconocido su participación en la muerte de las dos mujeres, informó ayer Efe. Los investigadores han reunido numerosos indicios en su contra. "Usó su teléfono móvil para contactar con las dos víctimas", asegura una fuente cercana al caso.
Las dos mujeres murieron apuñaladas en apartamentos de Mijas y Marbella con un mes de intervalo. Ambas tenían más de 40 años, eran de origen sudamericano y ejercían la prostitución. "Esta actividad hace que establecer contacto con ellas sea mucho más fácil y dificultan que se les relacione", explican fuentes policiales. La situación de especial vulnerabilidad de estas mujeres hace que, por seguridad, adopten una serie de precauciones. Una de ellas consiste en no quedarse a solas con clientes que no conocen, algo que hace pensar que no fue la primera vez que se citaron con el principal sospechoso.
Los investigadores creen que el arrestado pudo quedar con ellas con la intención de robarles y que la situación se desbordó. Sorprende el ensañamiento, en ambos casos se superó la decena de cuchilladas, y las similitudes en las lesiones, concentradas en el cuello.
El asesinato de Mijas, ocurrido el 10 de agosto, estaba siendo investigado por la Guardia Civil. Al conocerse el segundo crimen, descubierto el 10 de septiembre en Marbella, pensaron que podrían haber sido cometidos por la misma persona. Como la zona era competencia del Cuerpo Nacional de Policía, unieron esfuerzos.
El flujo de llamadas entre las víctimas y el supuesto asesino ha sido clave para enlazar las muertes, pero también se han reunido otros elementos que refuerzan su implicación.
La novia del principal sospechoso ha sido detenida por utilizar la tarjeta bancaria de la víctima de Mijas para sacar dinero de su cuenta corriente horas después de su muerte. Los agentes también han tomado declaración a la madre de la chica, a la que sorprendieron con el teléfono de una de las asesinadas.
La prueba que tendrá más peso en un futuro juicio son unos restos biológicos que sitúan al principal sospechoso en el apartamento de Marbella donde fue asesinada la segunda mujer. Esta última víctima luchó para defenderse. En su intento, el agresor le hizo varios cortes en los brazos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.