Adiós con magdalenas

Las maletas que se amontonaban desde primera hora de la mañana en la entrada del Congreso en la calle de Cedaceros eran la muestra de que era el último día. La sesión plenaria que cerró ayer la legislatura estuvo cuajada de adioses y buenos deseos en las intervenciones desde la tribuna de oradores. Casi como en las dos sesiones anteriores, pero de manera más constante y, sobre todo, con presencia de las principales figuras del hemiciclo. El presidente del Congreso, José Bono, cerró los discursos antes de la votación dando las gracias a todos por su trabajo, y les obsequió con magdalenas de Noblejas (Toledo).

Aunque la labor parlamentaria de algunos diputados continuará como miembros de la Diputación Permanente, la actividad cotidiana ha terminado hasta diciembre, cuando se constituyan las nuevas Cortes tras las elecciones del 20-N. "Desde mañana, unos centrarán su ímpetu en renovar su acta, otros se despiden para siempre y otros quizá hasta luego", resumió Bono.

También hubo despedidas emotivas, como la del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que no intervino en el pleno pero expresó a los periodistas su deseo de "que las cosas vayan mejor para España". La de ayer fue su última actividad parlamentario como jefe del Gobierno.

Para simbolizar esta despedida en el Congreso, EL PAÍS organizó ayer un encuentro informal de los portavoces de todos los grupos parlamentarios en un bar-restaurante que frecuentan los diputados por su proximidad al hemiciclo, Casa Manolo, cuyas croquetas y pinchos de tortilla son muy apreciados.

A la hora acordada, solo faltaban los de los dos principales grupos parlamentarios. El representante de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Ridao, cogió su teléfono móvil y llamó a los números personales de José Antonio Alonso (Grupo Socialista) y de Soraya Sáenz de Santamaría (Grupo Popular). "Ven ya, que me tengo que ir", les dijo a ambos. Poco después, los portavoces del PSOE y del PP se unían a sus compañeros para el posado.

Mientras esperaban, Ana Oramas, portavoz de Coalición Canaria, comentaba su último descubrimiento culinario con Rosa Díez (UPyD), Gaspar Llamazares (IU) y Francisco Jorquera (BNG): un restaurante mexicano en la plaza del Alamillo. Era evidente la buena relación que los diputados tienen fuera del hemiciclo. Nada más llegar la portavoz del PP, Ridao la abrazó y le propuso tomar un café juntos, que ella aceptó encantada.

Cuando Llamazares, nada más ver que el fotógrafo preparaba la cámara, se colocó una pegatina con la palabra "referéndum" (en alusión a la reciente reforma de la Constitución), Jorquera bromeó: "No desaprovechas una ocasión, Gaspar". Las risas saltaron cuando el fotógrafo pidió al representante de Izquierda Unida que se colocara "un pelín a la derecha".

Los nervios por si comenzaban las votaciones en el Pleno y las prisas por acudir a otras citas redujo la tertulia en torno a un aperitivo a una conversación rápida y unos cafés. Y no todos lo tomaron. Antes de despedirse, Soraya Sáenz de Santamaría comentó a Josu Erkoreka (PNV) que saldrá de cuentas para tener a su hijo el 20-N, el día de las elecciones.