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Wall Street a la europea

Estando yo ausente el viernes pasado, no pude ver el tratamiento que la prensa catalana concedió a la noticia, pero pude comprobar que todas las portadas de la prensa londinense y todos los espacios informativos en la televisión británica se centraban en un mismo foco: la detención por parte de la policía, a las tres de la madrugada, en su despacho de la filial inglesa de la UBS (Unión de Bancos Suizos), de un trader, es decir, de un operador que sentado ante un ordenador de la sección Delta One ordena compras y ventas de títulos y de valores derivados. Se le detuvo acusado de haber provocado al banco pérdidas por un valor de "1,3 billion pounds" (para entendernos mejor, más de 1.500 millones de euros, o si se quiere aún mejor, un cuarto de billón de pesetas...). ¡Calderilla!

¿Cómo es posible que algo así ocurra en el seno de uno de los bancos más importantes de Europa, suizo por más señas?

Todo el entorno dio morbo a la noticia. La detención nocturna, el nombre de la unidad que recuerda algunas claves de guerra, la coincidencia con el tercer aniversario de la caída de Lehman Brothers, las características personales del imputado, Kweku Adoboli, y su mensaje en Internet "pidiendo un milagro". Pero sobre todo la magnitud de la pérdida, la mayor de este tipo, que sin poner en peligro inminente la solvencia del banco, compromete claramente su credibilidad futura.

Al margen del aspecto mediático que ha popularizado el acontecimiento, es imprescindible formular algunas preguntas y exigir algunas respuestas.

¿Cómo es posible que algo así ocurra en el seno de uno de los bancos más importantes de Europa, suizo por más señas, uno de los países supuestamente más conservadores y rigurosos del mundo, y en su filial situada en la City de Londres, el templo de las finanzas europeas? Seguro que se encontrarán responsabilidades en Adoboli, pero estas deben ir mucho más allá del ámbito personal. ¿Por qué el banco permite, promueve y hasta recompensa este tipo de actuaciones arriesgadas? ¿Qué complicidades activas o pasivas existen en toda la estructura directiva de UBS? A pesar de otros problemas recientes similares, en este y en otros bancos, algunos de los cuales fueron los responsables de la crisis actual, ¿por qué no se tomaron más medidas internas, ni se modificaron regulaciones para evitar que esto pudiera ocurrir? El actual problema demuestra que siguen existiendo fallos sistémicos en el funcionamiento de los bancos de inversión, fallos que ni en su propio interés han sido corregidos, y sobre todo demuestra que el mito de la capacidad de autorregulación de las instituciones financieras no es más que una excusa para evitar la aprobación de normativas legales, estatales e internacionales, que nos protejan a todos. Parece que los bancos prefieren no abortar la posibilidad de obtener grandes beneficios especulativos aunque para ello se tengan que arriesgar a soportar accidentes como este. Los posibles beneficios se internalizan en el banco, pero las consecuencias de las pérdidas nos alcanzan a todos, y en muchos casos ponen en peligro de desaparición nuestros ahorros o nuestros fondos de pensiones, o se compensan con nuestros impuestos...

¿Tan cercanos o tan influidos por los bancos están los partidos que gobiernan en los grandes países de la OCDE como para que, a pesar de las evidencias de su necesidad, continúen sin cumplir el compromiso que adquirieron en 2009 de reformar los mercados financieros? ¿Se trata de impotencia, de falta de liderazgo o de complicidad? Se está demostrando que la codicia de algunas personas no tiene límite, que las instituciones no solamente no la controlan, sino que a menudo la excitan y la premian, y que las leyes la siguen permitiendo, disfrazándola de libertad.

Casualmente estos días se ha hecho público, aunque con poco ruido, el informe Vickers, solicitado por el Gobierno británico. Una vez más se pide la vuelta a la separación entre la banca tradicional (en España se conocía como banca comercial) y la moderna banca de inversión. Así los clientes de los bancos tendrían un conocimiento claro del riesgo que corren al depositar sus ahorros y podrían escoger con libertad si se inclinan por una opción de rentabilidad aceptable pero con seguridad o prefieren aspirar a unas grandes ganancias como quien entra en un casino, aunque pueda salir desplumado.

Esperemos que el caso UBS sea el detonador final de la puesta en marcha a nivel global de medidas en línea con las conclusiones del informe Vickers.

Joan Majó es Ingeniero y ex ministro.

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