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La fusión de las cajas vascas

Lucha política por decidir el consejo

El reparto de puestos en el máximo órgano de poder de Kutxa Bank y el perfil de los elegidos, el siguiente escollo - No se descarta un período transitorio de dos años

Pedro Gorospe

En la fusión de las cajas vascas, el acuerdo financiero ya está hecho, también el laboral, pero el político, en cambio, sólo parcialmente. Una vez eliminados los bloqueos que los partidos mayoritarios PNV, PSE-EE y PP querían establecer para impedir la presencia de Bildu en el futuro Consejo de Administración del nuevo banco, Kutxa Bank, ahora, en cambio, la tarea pendiente es cómo abordar el reparto de poder en la cúpula de la nueva institución financiera contando con la influencia de la coalición.

Precisamente, el acuerdo entre Bildu y las presidencias de BBK y Kutxa, definitivo sin duda para salvar la suerte el próximo viernes en la caja guipuzcoana, viene a dar una nueva vuelta de tuerca al debate soterrado sobre el porcentaje que le corresponderá a cada partido. Se trata de lo que algunos, desde dentro de las cajas llaman de manera coloquial "el complicado reparto de las ganaderías". Es decir, cuántos representantes de cada partido accederán al consejo de Kutxa Bank, y quiénes, porque ambas cosas van a cobrar, al menos en un primer momento, relevancia notable.

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El pacto sobre la composición del consejo ha avanzado en términos generales pero no está definitivamente cerrado pese al ejercicio de "responsabilidad de país", como definió el presidente de BBK, Mario Fernández, en la asamblea del pasado viernes, en relación al cambio de postura adoptado por Bildu al apoyar definitivamente la integración de las entidades financieras. Y es que resulta innegable el clima de satisfacción general, pero también el de las suspicacias.

Ahora, los partidos se miran de reojo mientras evalúan los efectos colaterales en términos de pérdida de poder que pueden derivarse del nuevo marco. Es aquí donde toma cuerpo la intencionada advertencia de Antonio Basagoiti, en vísperas de cerrarse el acuerdo en Kutxa, cuando avisó de que "esto no está cerrado del todo". El presidente de los populares vascos enviaba así un claro mensaje preventivo porque alberga sospechas de que el entendimiento con Bildu pudiera encerrar la garantía de una cuota de poder satisfactoria para Bildu en detrimento, precisamente de su partido. El caso es que se ha pasado de un escenario en el que PNV y PP sobre todo, pero también PSE iban a impedir la entrada de Bildu en el Consejo de Administración de Kutxa Bank, como fuera, incluso aplicando algunos cuestionados mecanismos de la Ley de Sociedades, fácilmente recurribles judicialmente, aunque con la lentitud de la justicia podrían haber operado como un bloqueo real, a otro en que las fuerzas estudian el mejor modo de que tenga presencia desde el minuto uno.

Un asunto que van a intentar resolver a pesar de que las asambleas de las entidades de ahorro todavía no han sido renovadas, y por lo tanto todavía no reflejan el nuevo reparto de poder que corresponder aplicar tras los resultados del 22-M.

De la posición inicial compartida por todos de que un banco con Bildu sentado en su máximo órgano de decisión tenía muy poco futuro en el mercado, se ha ido evolucionado hasta darles entrada, incluso, a través de perfiles y nombres pactados.

En un marco general en el que el PNV va a tener muchas dificultades para garantizar la mayoría que persigue en ese órgano -el escenario deseado era PNV 10, PSE, 6 y PP 4-, y más con los resultados obtenidos tras las pasadas elecciones, el primer Consejo de Administración podrían resolverse, de manera transitoria, con una cúpula pactada, también con Bildu, en el que los integrantes a propuesta de Kutxa fueran del agrado de los independentistas. Quizás con un perfil más independiente y más profesional que político. De esa manera pactada, el máximo órgano de decisión del banco podría aguantar dos años hasta hacer casi toda la transición y ponerlo en el mercado, -el período de estabilidad del que hablan sus presidentes- y después ya cambiarlo en función de la composición social y política de las entidades fundadoras, y de las asambleas.El reparto de 12 consejeros a propuesta de BBK, seis de Kutxa y dos de Vital y con la nueva ley de cajas obliga a hacer encaje de bolillos al PNV para mandar con claridad en la entidad resultante, lo cual hace si cabe más dura la batalla del poder que se está librando.

Bildu, además de abrirse hueco entre los partidos grandes, ha logrado que la coalición no se quede absolutamente descolgada en Gipuzkoa, donde manda. Ahora será considerada como una fuerza política más por el futuro banco, un escenario que no se contemplaba con la izquierda abertzale fuera de la entidad.

El realismo, impulsado por miembros ilustres de LAB, oficiaron la ciaboga ante la posibilidad de quedarse al frente de la Diputación de Gipuzkoa y decenas de Ayuntamientos, pero sin un instrumento para financiar sus proyectos y con otros riesgos peores. En el caso de una fusión sólo de BBK y Vital, el regulador, el Banco de España podía imponer a la Kutxa una pareja de baile para ganar tamaño en la que "seguro la posición de Bildu en esa nueva entidad iba a quedar absolutamente diluida y sin poder de maniobra". Ante esa perspectiva Bildu ha preferido poner patas arriba su mundo a quedarse con el bolsillo vacío. El giro que han dado ha dejado descolgados a ELA, -menos a LAB que llevan tiempo ya practicando el pragmatismo laboral- y ha dejado afónicos a EA y Alternatiba. La oposición lo aguanta todo, pero las necesidades del gobierno obligan al ejercicio del realismo.

Mesa que presidió el pasado viernes la asamblea de BBK en la que fue aprobada la fusión de las tres cajas vascas.
Mesa que presidió el pasado viernes la asamblea de BBK en la que fue aprobada la fusión de las tres cajas vascas.TXETXU BERRUEZO

Un espejo para otros acuerdos

Desde Kutxa se ha puesto especial énfasis en transmitir como principal lectura de esta fusión la capacidad de diálogo exhibida entre diferentes que ha permitido cerrar un acuerdo tan estratégico, que se considera un asunto "de país". En un artículo firmado por el propio presidente de Kutxa, Xabier Iturbe, que reproducimos en la página siguiente de este diario, se subraya precisamente este consenso como una de las principales conclusiones de este proceso, que culminará el próximo viernes.

La interrelación entre una materia financiera como la fusión, de un lado, y el debate político, de otro, ha sido el principal condicionante para la suerte de este ambicioso proyecto a lo largo de los últimos seis años. De hecho, cuando ya se ha librado la partida más decisiva, que suponía garantizar la aprobación mayoritaria en la asamblea de Kutxa mediante la conversación de votos tradicionalmente anclados en el rechazo a la integración, y que ha venido de la mano de un acuerdo de indudable matiz político entre las cajas y Bildu, ahora, finalmente, se abre el último capítulo para definir el reparto de poder dentro de los órganos de decisión de la gran caja.

Así las cosas, posiblemente la versátil experiencia acumulada por Mario Fernández y Xabier Iturbe desde que alumbraron esta fusión permite ahora convenir a estos dos significados nacionalistas que Euskadi dispone de las bases suficientes para abordar, cuando fuera necesario, cualquier negociación que también se entienda necesaria para "el país".

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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