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Reportaje:

Adiós ordenadores, hola cerveza

Un informático lanza una bebida artesanal madrileña y la llama La Cibeles

Carmen Pérez-Lanzac

¿Saben ese amigo que tiene un pasatiempo y se entrega a conciencia, lee decenas de manuales sobre el tema y, cuando ya es imposible saber más sobre el asunto, descubre otra afición? David Castro es ese tipo de persona. Este hombretón (mide 1,97) de ojos saltones, 39 años y padre de tres niñas era el responsable del área de investigación de una empresa de nuevas tecnologías y tenía 400 personas a su cargo cuando se hizo el siguiente planteamiento: "En la informática la vida laboral de los empleados no pasa de los 50 años. He vivido varias fusiones y estaba harto de ver cómo con cada una de ellas despedían a compañeros con mucha experiencia. Me di cuenta de que tenía 10 años para enmendar el problema y decidí montar un negocio dentro de las cosas que sé hacer".

Junto con cuatro socios, reunió 250.000 euros para echar a andar

Opciones no le faltaban. Castro pilota ultraligeros, así que barajó abrir un aeródromo. Es instructor de buceo y se planteó montar un centro especializado. También hace cerveza en casa y pensó en abrir una fábrica de cerveza artesanal... Un momento. ¿Castro hace cerveza en casa? "Un día descubrí que podía hacer mi propia cerveza. De eso hace 15 años. Me documenté y fui probando hasta que empezó a salir algo bebible. Mi mujer también la probaba. Si decía que le gustaba, bueno. Si repetía, mejor. Y si me pedía para llevarle a sus amigos, mucho mejor. Al principio usaba una olla de cinco litros y luego me pasé a la de 11. Los compañeros del trabajo me encargaban y me pasaba los fines de semana haciendo cerveza".

De las tres opciones de negocio, Castro eligió la tercera, entre otras cosas porque pensó que al menos al principio le permitiría compaginarlo con su trabajo. Pero esa idea se fue al garete al empezar, cuando la carrera de obstáculos burocrática -"sin duda lo peor de esta experiencia"-, le obligó a dejar su empleo y centrarse en "la sopa de cereales".

Junto con cuatro socios (dos amigos y dos inversores) y con un crédito de la Empresa Nacional de Innovación, reunió 250.000 euros para echar a andar, aunque luego ha habido que sumar otros 200.000. Desde hace un año se pasa las horas en una nave de Alcorcón. En mayo empezó a producir cerveza, con dos empleados. En la nave, como en cualquier sitio donde se elabore cerveza, huele regular debido a la fermentación. Castro ha diseñado o adaptado casi toda la maquinaria. "La olla de cocido que yo usaba en casa para macerar la malta es ahora esto", dice tocando un tanque y explicando cada parte del proceso con la paciencia de un profesor.

Aunque no lleva ni seis meses produciendo, ya ha lanzado 10 variedades: rubia, castaña, oscura, india pale ale, de trigo... Produce 3.600 litros semanales, "aunque tenemos capacidad para 500.000 al año". El botellín cuesta entre 2 euros y 3,50, se vende en cervecerías, restaurantes, tiendas gourmet y quieren dar el salto a grandes superficies. Como ya se imaginarán, el nombre está muy pensado. "Yo soy de Chamberí y quería algo de Madrid. Puerta de Alcalá, Castellana, pero el que más me gustaba era la Cibeles. No es por el fútbol, la Cibeles es muy nuestra y además es Ceres, la diosa del cereal. Todo encajaba".

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David Castro dejó su trabajo como informático para producir una nueva marca de cerveza, La Cibeles.
David Castro dejó su trabajo como informático para producir una nueva marca de cerveza, La Cibeles.SANTI BURGOS

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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