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Zapatero deja en el aire que se puedan cumplir sus previsiones de crecimiento

El presidente habla de subidas muy leves condicionadas a las "circunstancias"

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó ayer en el aire en el pleno del Congreso que se vaya a cumplir la previsión de crecimiento para este año. Incluso, dio a entender que será imposible que se cumpla. "Las previsiones no son una foto fija sobre lo que va a suceder inexorablemente, sino que ciertamente influyen las circunstancias", explicó Zapatero en respuesta al líder de la oposición, Mariano Rajoy, en su penúltima sesión de control como presidente del Ejecutivo.

La predicción del Gobierno de crecimiento para este año es del 1,3 y ayer Zapatero eludió precisar si se cumplirá o no, más allá de augurar una "leve recuperación" para el segundo semestre. En todo caso, habló de condicionantes exteriores que puedan limitar o no esa previsión: "Estará en función de la circunstancia de tensión financiera, de expectativa económica y de confianza".

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Según explicó en un tono de extremada prudencia, es previsible "un crecimiento en el tercer trimestre en tasa intertrimestral similar al segundo trimestre, que ha sido del 0,2 del PIB y similar también al de la zona euro". El crecimiento del segundo trimestre fue del 0,159%, según el INE. Si el PIB crece en el tercer y cuarto trimestre el 0,2% trimestral, lo cual ya es algo optimista, el crecimiento del PIB en media anual sería del 0,9%, frente al 1,3% previsto por el Gobierno. Para que el PIB creciera el 1,3% previsto por el Gobierno, harían falta crecimientos trimestrales del 0,7%, es decir, el cuádruple del 0,159% que creció en el segundo trimestre, lo cual está descartado por todos los organismos internacionales y grandes servicios privados, que desde el principio dijeron que la previsión del Gobierno era demasiado optimista.

Frente a él, Rajoy, que da impresión de saberse ganador de las elecciones y busca un perfil más responsable y hasta institucional, se limitó a pedir al presidente del Gobierno que "diga la verdad a los ciudadanos". No fue tan duro como en otras ocasiones, porque intenta reforzar esa imagen y porque Zapatero ya no es su rival, y dejó para otros diputados de su grupo la labor de confrontación con el Gobierno, empezando por su portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría. Se limitó a hacer ver que es imposible que se cumplan los pronósticos del Gobierno. "Sus previsiones no se corresponden con lo que está sucediendo porque el consumo de las familias ha vuelto a tasas negativas, la tasa de paro en julio supera el 21% (el Gobierno predijo que bajaría del 20%), la inversión sigue cayendo y hay 172.000 empleos netos menos, y los datos de contabilidad nacional del segundo trimestre confirman la desaceleración con respecto al primero", le dijo.

Rajoy hasta habló ya de lo que hará cuando sea presidente: "A los españoles les diré siempre la verdad, porque España es una sociedad madura".

Zapatero, en respuesta a Josep Sánchez Llibre, defendió la reforma de la Constitución y aseguró que "ha tenido una buena acogida de los organismos internacionales, de las agencias de calificación que se han pronunciado y, en general, de todos aquellos analistas que valoran hoy y para el futuro este principio como un principio extraordinariamente importante para la credibilidad de nuestra economía y de nuestro sistema financiero".

Rajoy y Zapatero (al fondo) abandonan el hemiciclo.
Rajoy y Zapatero (al fondo) abandonan el hemiciclo.ULY MARTÍN

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