Salt maniobra para impedir la construcción de una mezquita
El alcalde quiere que los musulmanes trasladen su templo
Tras suspender las licencias durante un año para la construcción de centros de culto en el polígono de Torremirona, el alcalde de Salt (Gironès), Jaume Torramadé (CiU) quiere ahora impedir que dos entidades musulmanas que obtuvieron los permisos antes del veto del Consistorio construyan allí una mezquita. "Es un emplazamiento que no me gusta y voy a intentar encontrar otro", declaró ayer el alcalde de la población del Gironès.
Las entidades Al Hilal y Magrebins per la Pau compraron unos terrenos para construir una mezquita en la zona de Torremirona, la zona que reservó el anterior gobierno del PSC en cumplimiento de la Ley de Centros de Culto de la Generalitat tras prohibir los usos religiosos en el centro de la ciudad. Las dos asociaciones obtuvieron el preceptivo certificado de compatibilidad urbanística el pasado mes de marzo y contaban con un plazo de seis meses para presentar un proyecto. La decisión de Torramadé de suspender la concesión de licencias ajustó mucho los plazos para las dos entidades. Si estas no presentaban el proyecto constructivo antes del próximo 23 de septiembre perdían el derecho a establecerse en Torremirona. Lo presentaron la semana pasada.
Torramadé, que admitió que el Ayuntamiento no se puede oponer a la construcción de la mezquita en Torremirona porque vulneraría un derecho otorgado, busca ahora convencer a los musulmanes para que se establezcan en otro lugar, lo que implicaría realizar un nuevo proyecto y perder el dinero invertido en los terrenos. El alcalde afirmó, sin embargo, que todavía no ha encontrado un emplazamiento alternativo y reconoció que no es fácil encontrarlo en Salt, donde el centro urbano está saturado y no hay locales que cumplan con las exigencias legales. "Si encontramos un sitio que nos parezca interesante, se lo propondremos", declaró.
Dinero invertido
Mohamed Attaouil, portavoz de la comunidad musulmana, desconocía ayer la intención del alcalde. "Hemos invertido mucho trabajo y tiempo en este proyecto", se quejó Attaouil.
El veto del alcalde a la construcción de centros de culto, en principio, temporal, pasará probablemente a ser definitivo, ya que el Gobierno catalán ha modificado la ley que instaba a los Ayuntamientos a reservar suelo para usos religiosos. La normativa empujaba a los Consistorios a buscar una solución para las comunidades religiosas establecidas en centros demasiado pequeños o que no cumplen con la normativa.
La decisión del municipio de Salt de suspender la concesión de licencias de centros de culto ha perjudicado también a la comunidad evangélica, que alquiló hace meses un local en el polígono y lo acondicionó para realizar la liturgia. La iglesia Holy Ghost Fellowship International está obligada ahora a trasladarse a otro sitio.
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