No eres tú, soy yo

Es muy común en nuestro país que nos dejemos arrastrar por formas de conducta política que, si las analizamos con perspectiva, se demuestran poco lógicas. En muchas ocasiones escuchamos afirmaciones del tipo "yo soy del PSOE", "yo soy del PP", como si se tratase de una vinculación de ciega pleitesía que todo lo disculpa, que todo lo traga y que resulta muy poco exigente para los partidos tradicionales que han acabado por perdernos el respeto, han aprendido que las mentiras o la corrupción moral no tienen consecuencias electorales y que han llegado incluso a ejercer una reforma constitucional sin molestarse en informar, ni abrir debate en la sociedad, ni pedir permiso al "pueblo soberano".

Pero si nos consideran borreguillos, tal vez sea solo en parte culpa de ellos y tengamos nosotros gran parte de responsabilidad por haberlos malcriado, por habérselo permitido.

Sería mucho más racional, digno y constructivo ejercer la libertad personal de tener criterio propio y que, en función de esas convicciones autónomas, evaluásemos en cada ocasión cuál de todas las opciones habidas (o por haber) se aproxima más a la mía.

Hace unos meses leí una frase de Juan López de Uralde con la que definía sus motivaciones para fundar EQUO: "Somos votantes en busca de partido"... Pues eso.