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Rusia rechaza el embargo petrolero de la UE a Siria

Los Veintisiete no descartan nuevas sanciones si continúa la represión

Con el conflicto de Libia encarrilado, Europa y Estados Unidos vuelven sus ojos hacia Siria, pero no parece fácil que logren el aval de la ONU para una intervención militar como la que ha puesto en fuga a Gadafi y ni siquiera para un paquete de sanciones como las que ya aplican contra Damasco con carácter unilateral. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, cargó ayer con dureza contra la decisión europea de vetar las compras de petróleo sirio. En Dushanbé (Tayikistán), donde participaba en una cumbre de repúblicas exsoviéticas, Lavrov advirtió: "Siempre hemos dicho que las sanciones unilaterales no llevan a ninguna parte. Esto arruina cualquier tipo de aproximación conjunta a una crisis". Damasco es el principal aliado de Moscú en Oriente Próximo y el puerto sirio de Tartus alberga la mayor base rusa fuera de la antigua URSS.

El 95% de las exportaciones sirias de crudo se dirigen hacia Europa
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El embargo aprobado por los Veintisiete afecta a la compra, importación y transporte del crudo sirio, así como a la financiación y aseguramiento de estas operaciones. El 95% de las exportaciones sirias de productos petrolíferos se dirigen a la UE -Alemania, Francia, Italia, Holanda, Austria y España-, y de estas ventas obtiene Damasco una cuarta parte de sus ingresos. Por petición de Italia, hasta el 15 de noviembre se podrán seguir ejecutando los contratos firmados antes del pasado viernes, cuando se aprobó el embargo.

La Unión aún no ha prohibido las inversiones en Siria, como Washington, pero ni la alta representante para la Política Exterior, Catherine Ashton, ni los jefes de la diplomacia francesa, alemana y británica descartaron la adopción de nuevas sanciones. La UE ha prohibido ya la entrada en su territorio y ha bloqueado los fondos de medio centenar de personas y una decena de empresas vinculados al régimen de El Asad.

Al término de una reunión informal de ministros de Exteriores de la UE en Sopot (Polonia), Ashton evitó responder a las críticas de Lavrov y se limitó a subrayar que la UE está tomando "las medidas más eficaces" para detener el baño de sangre en Siria y espera que la comunidad internacional asuma también su responsabilidad. Más explícita, la española Trinidad Jiménez reclamó al Consejo de Seguridad de la ONU una resolución de condena "lo bastante firme" como para reflejar la voluntad de "poner fin al régimen" sirio, cuya represión de las protestas ha ido más allá de lo tolerable. Jiménez dijo que la UE apoya a la oposición siria para que se convierta en una alternativa creíble, como ha sido el Consejo Nacional de Transición en Libia.

Pese a la caída de Trípoli en manos de los rebeldes, Asthon se mostró preocupada por la proliferación de armas en manos de la población y el descontrol de las fronteras del país, pero subordinó el eventual despliegue de la gendarmería europea al aval de la ONU. "Aún no se está discutiendo la posibilidad de enviar efectivos", zanjó.

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