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Lisboa eleva la presión fiscal sobre los salarios más altos y las empresas

El Gobierno espera recaudar 100 millones de euros más al año con la medida

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Mientras Pedro Passos Coelho repartía su tiempo en Madrid entre el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, el rey Juan Carlos y Mariano Rajoy, el ministro portugués de Finanzas, Vítor Gaspar, anunciaba en Lisboa dos nuevos impuestos del 3% y 2,5% a las empresas con beneficios superiores a 1,5 millones de euros anuales y a los particulares con salarios más altos, respectivamente. Las medidas, con las que el Gobierno espera recaudar 100 millones de euros más al año, forman parte del plan aprobado por el Consejo de Ministros para lograr el equilibrio fiscal (déficit cero) en 2015.

Gaspar dijo que la reducción del gasto público hasta aquella fecha, de siete puntos hasta alcanzar el 43,5% del PIB, no tendrá precedentes en la historia reciente de Portugal. En Madrid, el primer ministro reconoció a EL PAÍS que el programa de ajuste "es muy ambicioso y también muy duro", y subrayó que "las crisis de deuda no se resuelven acumulando más deuda".

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El tijeretazo en la Administración central, regional y local, y también en el sector empresarial del Estado, "tendrá implicaciones recesivas, que ya empiezan a sentirse", según Passos Coelho. Y añadió: "La economía caerá este año el 2,2% del PIB y el año próximo cerca del 2%. Solo a partir de 2013 será posible volver a crecer. Pero antes habrá una contracción de la demanda interna, que a finales de este año superará el 4%. No hay duda de que habrá una caída del consumo muy acentuada. Las familias y el sector privado tienen que apretarse el cinturón".

"Conseguiremos nuestro equilibrio presupuestario en dos terceras partes por el lado del gasto, y apenas una tercera parte por el lado de los ingresos", añadió el jefe de Gobierno. "Aspiramos a un déficit cero en 2015. Estamos muy determinados a ejecutar este paquete de medidas de ajuste estructural de la economía y recuperar la inversión, sobre todo a partir de 2013".

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Mientras tanto, la crisis del empleo se agudiza. "Ya tenemos una cifra de paro histórica", dijo Passos Coello. "Y España tiene una situación dramática y no ha recurrido a un programa de asistencia financiera. Lo importante es garantizar políticas activas de empleo que permitan el regreso al mercado de trabajo a todos aquellos que salieron del mismo. Estoy hablando de desempleados de 40 y 45 años. Y, al mismo tiempo, tenemos que ir creando un proceso de transformación estructural de la economía que haga más fácil la inversión y la confianza en nuestra economía. ¿Con qué medidas? Flexibilidad del mercado de trabajo, movilidad laboral, una economía más abierta y competitiva, y tenemos que hacer que Portugal sea más atractivo para el capital extranjero. Confiamos mucho en España. Y confiamos en las privatizaciones para atraer más capital exterior y más competitividad para nuestro mercado", añade.

A medio y largo plazo, Portugal también espera aliviar su déficit mediante un plan de ventas de activos públicos. "Las privatizaciones tienen dos objetivos: hacer un encaje financiero que permita amortizar deuda pública. Esperamos recaudar en este proceso entre 6.000 y 8.000 millones de euros, según las condiciones del mercado, lo que representará el torno al 4% del PIB. Tendrán alguna influencia", dijo el primer ministro.

"Pero el impacto más relevante de las privatizaciones es la posibilidad de captar más inversión extranjera en un momento en que tenemos un problema de financiación en toda la economía. Si conseguimos atraer capital externo hacia empresas con un peso importante en nuestra economía, como EDP, Galp y REN [en el área energética], puede tener un gran impacto para la economía del país. Por otra parte, hay un conjunto de privatizaciones que completarán el cuadro en años siguientes, CP Cargo, Correos, RTP, TAP, para garantizar un cambio estructural del peso del Estado en la economía", afirmó.

Agricultores portugueses tiran uvas en la localidad de Regua, en el norte del país, en protesta por la crisis económica.
Agricultores portugueses tiran uvas en la localidad de Regua, en el norte del país, en protesta por la crisis económica.PAULO DUARTE (AP)

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