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Reportaje:

Glorias y miserias del Zinemaldia

Una serie recorre en La 2 la historia del festival de cine de San Sebastián

Gregorio Belinchón

En septiembre, ¿qué se podía hacer en San Sebastián en 1952? Más allá de admirar su belleza, comer -y en esa ciudad el buen comer siempre ha sido una religión- y ver si salía el sol o no para bajar a la playa, poco más. Así que 10 comerciantes decidieron crear un festival de cine que supusiera un empujón final al verano: alargando el estío podrían tener más ganancias. "Uno de ellos había estado en Cannes, allí había visto mucho movimiento y pensaron que esa era la forma de que siguiese la juerga", cuenta Diego Galán, máximo responsable en dos etapas del certamen de Donostia, y guionista y director de la serie Una historia del Zinemaldia, coproducción de EITB y TVE de 15 capítulos en los que se recorren las vicisitudes, se desvelan muchos secretos de las estrellas invitadas y, por supuesto, se habla de cine. Desde hoy, La 2 emite un capítulo diario de lunes a viernes, a las 20.30, como prólogo a la próxima edición del festival: la última entrega, el viernes 16, se verá justo antes de la ceremonia de inauguración de la 59ª Edición del Zinemaldia, que este año estrena director, José Luis Rebordinos, que ha hecho toda una gran apuesta por revitalizar el único certamen de serie A que existe en España.

El certamen lo crearon 10 comerciantes para alargar el verano

A lo largo de las siete horas y media de la serie documental se desgrana la, por ejemplo, brutal lucha entre la censura y el cine que marcó cada proyección durante décadas, o el reflejo directo que ha tenido la política en el día a día del certamen. Si el primer año el Gobierno franquista no puso ningún interés, en la segunda edición, visto su éxito, empezaron a meterle mano, cambiándolo por ejemplo de fecha: durante muchas temporadas el Zinemaldia se celebró en junio, para desazón de sus fundadores. De aquellos tiempos queda patente la constante presencia de las películas de Alfred Hitchcock (en San Sebastián se guarda la única copia con un final displicente de Vértigo; posteriormente, el cineasta ganó la batalla a su productora y cortó aquel pegote de felicidad), de estrellas (Kirk Douglas, Robert Mitchum...) y que la historia del cine español ha ido de la mano del Zinemaldia: ya en la primera edición el mejor actor fue Francisco Rabal con La guerra de Dios y Hay un camino a la derecha. Y que sobraba el tiempo para el turismo: había novilladas y concursos de tiro al pichón.

La serie es prolija en imágenes documentales y testimonios de quienes han participado en esta fiesta, que siempre ha avanzado por el borde del abismo: junto a años de pérdida de la categoría A, de jurados que han premiado malas películas o de falta de glamour, hay ediciones gloriosas, aparición de intérpretes míticos (Bette Davis recibió el Premio Donostia devorada por un cáncer de pulmón, y cuando abandonó la ciudad fue para fallecer tres días después en París), y obras maestras fílmicas. Todo eso está en Una historia del Zinemaldia, un gozoso disfrute para los cinéfilos.

Bette Davis, en San Sebastián en 1989.
Bette Davis, en San Sebastián en 1989.JESÚS URIARTE

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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