¡Dejadme solo!
Un equipo de nueve o diez personas acompaña a cada torero
¿Cuántas veces tras un momento de apuro, un torero lanza ese grito de ¡dejadme solo!, tan célebre? Se trata de una manera de anunciar su valor; de rechazar cualquier tipo de ayuda por parte de los subalternos en una demostración pública de que él podrá con el toro que le acaba de poner en aprietos. Pero realmente es de los pocos momentos en los que un matador se encuentra solo, sin compañía, porque la cohorte de personas que acompaña a un torero es para desear algún instante de soledad.
El equipo de un diestro lo forman entre nueve y diez personas. Por reglamento debe actuar con tres banderillos y dos picadores, un quinteto que viene a denominarse la cuadrilla.
Los subalternos tienen diferente labor y reconocimiento profesional: los dos primeros se encargan de llevar la lidia con el capote de uno de los dos toros y en el otro astado colocan dos pares de banderillas. El que lidia comienza su labor en el mismo burladero que su matador cuando la res sale a la plaza. El tercero de la cuadrilla coloca un solo par a cada res, siempre el segundo. Además, recibe el nombre de puntillero, pues es el encargado de asestar el golpe final con la puntilla cuando el toro ya está en el suelo.
David Mora sustituye hoy a Iván Fandiño, corneado el viernes en Málaga
Los picadores protagonizan el tercio de varas de un toro mientras que el compañero se coloca en la puerta de salida al ruedo, en la zona contraria adonde se pica.
Un total de cinco actuantes junto al matador en el ruedo, pero no son los únicos. Detrás de la barrera se encuentra el mozo de estoques. Durante la corrida, el mozo asiste al matador, le entrega el capote y la muleta, le prepara el agua y está pendiente de cualquier necesidad. El mozo también tiene un colaborador directo, llamado ayuda, que se encarga de las necesidades de los banderilleros, les cambia el capote y auxilia al mozo cuando se amontona el trabajo como limpiar estoques, doblar muletas...
Siete profesionales que cotizarán esa tarde a la Seguridad Social en el convenio relativo a la fiesta de los toros. Siete puestos de trabajo. A ellos se le suma el chófer, que, como en el caso de algunas figuras, se convierten en uno para la cuadrilla y otro para el matador. Este conductor es la seguridad para ir de plaza en plaza de noche.
El noveno del equipo es el apoderado, la persona que gestiona los contratos del matador. Negocia con los empresarios y busca nuevas corridas. La relación del apoderado con el diestro no se halla registrada por convenio y depende de los acuerdos particulares, pero siempre se rige por un porcentaje que dependerá de cuál de las dos partes corra con los gastos de representación.
Este es el equipo de un torero. Con el espada, diez personas cuando no se une un familiar directo o un amigo cercano. Una decena de profesionales, que en una plaza como la de Bilbao puede generar en gastos entre 7.000 y 9.000 euros entre sueldos, transporte, alojamiento y comidas. Por ello, no es de extrañar que una vez en el ruedo, el torero exclame: "¡Dejadme solo!"
[Iván Fandiño no ha logrado recuperarse a tiempo de la cornada que sufrió el pasado viernes en Málaga, por lo que su baja esta tarde en Bilbao será cubierta por David Mora. El toledano hará su segundo paseíllo en las presentes Corridas Generales, ambos como sustituto, ya que el martes suplió a Leandro].
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