_
_
_
_
_
ESCENARIOS DE LA CIUDAD FESTIVA | El puesto de trabajo | Días de diversión

Al otro lado de la fiesta

Están ahí para que los demás puedan divertirse. Cada Aste Nagusia hay varios grupos de personas que, desde sus puestos de trabajo, velan por que los demás disfruten de los nueve días de fiesta. Surten a los ciudadanos de bebida y comida, les transportan de un lugar a otro, mantienen la higiene en las calles y atienden problemas de salud derivados de los excesos nocturnos. Hay quienes, a pesar de desempeñar labores complicadas y a veces desagradables, logran divertirse.

"La gente entra y te contagia. Te hablan e involucran sin querer en la juerga. No está tan mal", explica Noelia Fernández, empleada de una tienda de golosinas que amplía su horario, como tantas otras, en estos días. Además de dulces, en sus estanterías se pueden encontrar también alcohol y sandwiches. La crisis se ha dejado notar también en este tipo de establecimientos.

Más de 200 operarios de limpieza trabajan desde las seis de la mañana
"La gente entra y te involucra sin querer en la juerga", dice una dependienta

"Antes llegaban y se llevaban media tienda y te dejaban hasta propina. De dos años a esta parte ha bajado mucho la cosa. Nos aburrimos incluso. Limpiamos una vez y otra más...a veces ya no sabemos qué hacer", confiesa Idoia, que despacha en una tienda del Casco Viejo, donde dos personas hacen el turno de noche, de dos a diez de la mañana, durante toda la Aste Nagusia. Abren las 24 horas del día. El tirón de estos negocios para la compra de alcohol y comida entre los jóvenes es fuerte. Open Cor, la firma de El Corte Inglés que recientemente abrió en la capital vizcaína una tienda de conveniencia, atiende al público de ocho de la mañana a dos de la madrugada. Su adaptación a la fiesta es evidente. Varias estructuras colocadas para la ocasión soportan decenas de botellas de dos litros de Coca-Cola junto a cartones de vino tinto y katxis -vasos grandes- de plástico. La bebida de alta graduación se apila tras la caja.

Uno de los aspectos que más llama la atención de los bilbaínos es la eficacia del servicio de limpieza callejera. Tras las intensas fiestas nocturnas, afloran múltiples residuos. El objetivo que se marca el servicio de limpieza municipal es que a las 11.30 el recinto esté "como nuevo". En grupos de entre dos y tres operarios, un servicio especial compuesto por 222 personas y 102 vehículos y máquinas garantiza que el centro festivo de la villa se mantenga limpio. son refuerzos procedentes de otras zonas de la ciudad. Empiezan a trabajar a las seis de la mañana y no es raro que les toque indicar a los turistas una dirección. También reciben felicitaciones y alguna que otra bronca por apuntar con las mangueras de agua a presión hacia la dirección equivocada. Suelen encontrar "de todo" en las calles. "El primer día te desmoralizas, aunque no sea tu primer año en fiestas. Hay mucho curro. Luego vienes contento. A mi no te creas que me apetece volver a mi ruta habitual, La Peña, es bastante peor que esto", cuenta Joseba, ataviado con un mono verde y naranja reflectante, uniforme oficial de los miembros de este servicio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En un total de 29 módulos repartidos por el recinto, dotados de 125 inodoros, hay personal que reparte papel higiénico y se asegura de que dichos espacios se mantengan limpios. Es el caso de Eula Monsuy, una guineana que asegura que la gente es, en general, "muy educada" y que el turno se le pasa "rápido" porque se entretiene con las conversaciones de la gente y su constante ir y venir.

Los sanitarios de la DYA no paran en los nueve días, aunque el próximo fin de semana será "el peor" porque la gente "pondrá toda la carne en el asador". De momento, acumulan más de medio centenar de salidas, en su mayoría por intoxicaciones etílicas y por opiáceos, según cuenta Nico. Pese a todo, una buena noticia, a falta del informe final, parece que la agresiones han descendido en esta Aste Nagusia.

En los bares, cientos de camareros se dividen entre la barra y las terrazas. El ritmo es frenético. "Cobras más estos días y compensa, pero acabas agotado hasta las siguientes fiestas", bromea Itziar Iturriaga, con 15 Semanas Grandes a sus espaldas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_