Cuando Pino venció a 'Roberta'
Hace 25 años el ponteareano ganó la Vuelta a un ciclista que luego cambió de sexo
La Vuelta Ciclista a España de 1986 fue una de las más emocionantes de la historia. Faltaban dos etapas para la resolución, una con final en alto en Sierra Nevada, y una última contrarreloj. Álvaro Pino y el escocés Robert Millar se disputaban la victoria final. Pino portaba el maillot amarillo, pero en Sierra Nevada atacó Millar y se colocó como líder virtual. Pino no se rindió, remontó y le dio caza a tres kilómetros de la llegada. Al final, el gallego ganaría la Vuelta de 1986, después de una contrarreloj en Jerez, en la que incluso se llevó la etapa ante un gran especialista, el francés, recientemente fallecido, Laurent Fignon.
En esta edición de la Vuelta, que comienza hoy en Benidorm, se conmemoran los 25 años de la proeza del ciclista de Ponteareas, aunque en esa época la carrera se celebraba en mayo. Más allá de aquellas etapas épicas, la sorpresa llegó años después cuando la prensa británica publicó la noticia del cambio de sexo de Millar."Yo no sé lo que llevaría dentro, pero a mi en la carretera en aquella época me demostró que los llevaba bien puestos, porque metía unos hachazos subiendo increíbles", recuerda Pino hablando con mucho respeto sobre aquel escocés de larga cabellera y pendiente, siempre enfundado en un maillot de lunares que distinguía al rey de la montaña.
"Mi mujer me gasta bromas y me dice que le gané la carrera a una mujer"
El excorredor aún guarda la bicicleta con la que conquistó el triunfo en Jerez
Después de aquella Vuelta, Millar compitió unos años más a un gran nivel, hasta que a finales de los 90 se perdió su rastro."Lo veía por el Tour de comentarista de la televisión escocesa. Yo tenía contacto con el irlandés Sean Kelly, con el difunto de Fignon o con él, pero un año dejé de verlo y le perdí la pista. Un día mi compañero Eduardo Chozas me dijo que se había cambiado de sexo, que ahora se llamaba Roberta, pero era algo que se rumoreaba", recuerda Pino. La transformación del ciclista escocés vino corroborada por imágenes en la prensa británica donde se percibían en su físico unos pechos prominentes. La noticia hablaba de que ahora no se llamaba exactamente Roberta, sino Philippa York, y residía en la localidad de Dorset, discretamente retirada y disfrutando de una apacible vida en pareja.
Pino recuerda estos días relajado, y con muy buen humor, el triunfo final en Jerez y el apoteósico recibimiento en Ponteareas. "En Jerez había tanta gente que conocía que me entró un enorme sentido de no poder fallar, pero la llegada a Ponteareas en helicóptero, viendo la riada de gente desde el aire, fue algo único en mi vida", comenta con emoción sobre aquella ceremonia organizada por José María García, el entonces todopoderoso periodista deportivo que lo controlaba todo. Pino todavía guarda en su casa la bicicleta BH con la que consiguió el histórico triunfo, que esconde una historia curiosa: "La pedí el año que gané pero la guardaron en un museo de la marca y no me la entregaron hasta 10 años después".
La victoria de Álvaro Pino no fue la primera de un corredor de Ponteareas en la Vuelta a España. Esta localidad posee un dato estadístico singular en su historia: ha dado tres vencedores de la carrera española: Delio Rodríguez en 1945, su hermano Emilio en 1950 y Pino en 1986. La localidad pontevedresa conmemorará este último triunfo con una salida de etapa, el próximo 1 de septiembre.
Pino vive ahora retirado del ruido de las cadenas engrasadas, de las palmadas del masaje y del bullicio de las líneas de meta. "Ahora el ciclista vive en una tensión permanente, al tener que estar 24 horas pendiente del control antidopaje, localizable a través de un ordenador y anunciando todos sus movimientos. Es un sinvivir, yo no sé si sería capaz de vivir así", reflexiona desde su retiro, un año después de finalizar su relación como director del Xacobeo Galicia. "Me da mucha pena que la Vuelta pase por Galicia ahora que no tenemos equipo. Es triste, y también que no se haya dado una solución a Ezequiel Mosquera", confiesa en un tono de amargura sobre el ciclista de Teo, atrapado en un interminable proceso administrativo por supuesto dopaje que le mantiene alejado de la competición y le impedirá correr la Vuelta.
Agotado de tantos años de vida itinerante, lejos de casa, Pino tiene ahora en mente otros planes: pensaba seriamente dedicarse a cuidar un rebaño de cabras, pero se ha topado con un imprevisto con reminiscencias del pasado. "Un sobrino veterinario me ha advertido de los muchos controles que tienen que pasar y me asusté ¡Solo me faltaba estar otra vez pendiente de controles y que las cabras también diesen positivo!", comenta entre grandes risas. A veces ve con su familia las imágenes de aquella Vuelta del 86 y de su electrizante duelo con Robert Millar. "Mi esposa, Isabel, me hace bromas: 'Mira que le ganaste la Vuelta a una mujer'... Y yo le digo: 'Quién me lo iba a decir a mi allí mientras estaba jugándome la Vuelta en Sierra Nevada".
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