La cantera del Euskaltel
Cerca de 500 niños participan en la Bizikleta Festa, una de las actividades deportivas de la Semana Grande
Muchos aspirantes a convertirse en el Alberto Contador o el Samuel Sánchez del futuro. Cerca de 500 niños participaron ayer en la Bizikleta Festa, una prueba organizada por la Federación Guipuzcoana de Ciclismo y Kutxa dentro de la programación de la Semana Grande donostiarra. Divididos por edades y en grupos de 10, los niños recorrieron con sus bicicletas 300 metros del Boulevard.
Julen, de seis años, cara de despistado y vestido con el maillot del Saxo Bank, el mismo que luce el ciclista de Pinto, llegó el primero de su grupo. Entre la confusión, las manos llenas de regalos y sin saber dónde apoyar la bicicleta intentaba contestar a los medios. Llegaron para remediarlo su padre y abuelos.
Los participantes recibieron un libro, un muñeco, un helado y un refresco
"La afición al ciclismo la tiene desde tiempo inmemorial", aclaraba su padre, teniendo en cuenta que el chaval, de seis años, hace tres que aprendió a montar en bici el solito, los mismos que lleva participando en la prueba. "Se ha presentado tres veces, y hasta ahora había quedado segundo y tercero", explicó ba el aita, quien puntualizó que el ciclista preferido del niño es Alberto Contador, que ver ciclismo en televisión todavía le aburre un poco, pero que él todos los años (o casi) va al Tour. "Este año he estado en Luz [Ardiden]. Cuando se retiró Miguel Induráin dejé de ir porque se convirtió en un circo, pero ahora vuelve a estar muy bonito", añadió.
Mientras la megafonía recitaba los nombres y dorsales de los ganadores y pedía aplausos y ovaciones para los que llegaban últimos, los niños daban cuenta de los helados, parte del premio por participar, junto a un refresco, un muñeco y un libro. "A ver a ti que te han dado", le preguntaba uno de los jóvenes deportistas a Oier, con el dorsal 81, vestido de la cabeza a los pies con el maillot naranja del Euskaltel y otro de los ganadores de la tarde. Completaba su atuendo con un casco y gafas de sol. Muy profesional.
A Oier, en cambio, como también explicó su padre, el gusanillo del ciclismo se lo inoculó el abuelo. "Cuando era joven, yo elegí el fútbol, pero hace unos años lo dejé y me puse con la bici. En cambio, a su abuelo de siempre le ha gustado el ciclismo", aclaró. El niño, tambiém de seis años, ha acudido a varias carreras: "Vuelta al País Vasco en Orio, la Clásica, en la Vuelta a España, estuvimos donde se cayó Igor Antón, en la subida esa de Cantabria... en Peña Cabarga", enumeró su aita.
"¿Quién ha ganado?", preguntaba Maddi, de cuatro años, a la periodista. La pequeña participó junto a su hermano, y ante la disyuntiva de elegir entre la grabadora o el helado, no hubo muchas dudas: el segundo. Los hermanos, con los dorsales 27 y 28, también aprendieron a montar en bici bien pequeños. Preguntando a los padres y viendo la soltura de los ciclistas en miniatura daba la impresión de que hubieran nacido sabiendo andar sobre dos ruedas y sin magulladuras en las rodillas que les vayan a recordar de mayores los juegos de la infancia.
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