El asesino de Oslo regresa a la isla de Utoya para reconstruir la matanza
Breivik no da señales de arrepentimiento durante las ocho horas del recorrido
El asesino confeso Anders Behring Breivik regresó el sábado pasado a la isla noruega de Utoya, en Oslo, para reconstruir cómo el 22 de julio mató, uno a uno, a 69 jóvenes del Partido Laborista que pasaban unos días en un campamento de verano. El recorrido por la zona, cuyos detalles se conocieron ayer, duró ocho horas. "No mostró ninguna señal de arrepentimiento", explicó un portavoz policial.
Acompañado por decenas de agentes fuertemente armados y por un helicóptero que en todo momento sobrevoló la isla, Breivik, fundamentalista cristiano de extrema derecha, volvió a tomar el transbordador a Utoya, tal como hizo el día de la matanza. Pero esta vez lo hizo esposado y con un chaleco antibalas.
"Hemos logrado que recordara detalles de lo que pasó", afirma un policía
"Hemos conseguido que recordara detalles sobre lo sucedido", dijo en conferencia de prensa Pal Fredik Hjort-Kraby, portavoz de la policía, que informó de que han podido recabar más datos sobre cómo se llevó a cabo la carnicería. "Es importante saber lo máximo posible de lo que sucedió en la isla, aunque tenga que contarlo el propio sospechoso", añadió.
El diario noruego VG difundió una fotografía de la visita en la que el autor confeso de la masacre de Oslo y Utoya, de 32 años, aparece de pie y en posición de tiro, como si apuntara al agua, donde alguien intentase huir nadando. La policía, que ya ha interrogado a Breivik durante más de 60 horas, aseguró que colaboró en todo momento con los investigadores y mantuvo la calma durante la reconstrucción de los hechos. "Era evidente que volver a la isla no le dejaba impasible, pero no quiso hablar de ello con nadie y no mostraba ninguna señal de arrepentimiento", afirmó el portavoz de la policía noruega.
La isla ha estado cerrada a las visitas desde el ataque, que sucedió tras la explosión de un coche bomba en la capital, Oslo, donde murieron ocho personas. Las víctimas de Utoya asistían a un campo de verano de las juventudes del Partido Laborista de Noruega. En su furibundo manifiesto, Breivik condenaba la cita por promover el multiculturalismo. La mayoría de víctimas mortales fueron adolescentes o veinteañeros, y algunos recibieron disparos mientras intentaban escapar a nado.
La explosión de la bomba de Oslo fue una maniobra para ganar tiempo con su objetivo principal: Utoya. Breivik aprovechó la confusión, se vistió de policía y recorrió en un Fiat Duplo los casi 40 kilómetros que separan Oslo del lago Tyrifjorden. Una vez en la isla llamó a los jóvenes a voces: "Acercaos, que tengo información importante sobre el atentado de Oslo". Acto seguido abrió fuego con un fusil automático y una pistola sobre los 550 muchachos que participaban en la acampada. Durante 79 minutos, Breivik asesinó tranquilamente a cuantos jóvenes pudo. La policía fue criticada por su tardanza en acudir a la isla.
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