Simoncelli, un tipo grande
Hoy, mi columna va a ser diferente a las columnas a las que os tengo acostumbrados. Porque suelo hablar de los éxitos (y los pocos fracasos) de los pilotos españoles, pero hoy quiero hacerlo de un recién llegado al podio. Quizá deba solo susurrar su nombre, como ocurre con el malo de la película. Lo diré bajito: Simoncelli. El campeonato y la carrera se explican por sí solos tras lo sucedido este domingo. Así que hablaré de este personaje nuevo en el cajón; tarea nada fácil este año, por cierto. Basta decir que después de todas las historias que hemos contado, de todos los escenarios vividos con él, Simoncelli (lo susurro) es uno de esos seres a los que solo puedes adorar o detestar. Sobre todo, en el caso de los aficionados españoles, algo que tiene cierta lógica. Pero me temo que ha venido para quedarse. Y creo que incluso los moteros españoles, a pesar de lo sucedido con Pedrosa y con Lorenzo, pueden divertirse mucho con él, con ese pelo tan característico, con sus andares y con su forma de hablar.
A mí, además, me hizo mucha gracia verlo en el podio, un tipo tan grande, alto y corpulento, tan diferente a quienes estaban a su lado, Stoner y Dovizioso. Era un cajón desproporcionado. Y me preguntaba cómo se las apañaría este piloto con la misma moto que llevan ellos, tan menudos, y ya ni que decir tiene si lo comparamos con Pedrosa, pues la diferencia entre ambos es abismal. A mí no me importa demasiado que a la gente no le guste Simoncelli (sigo susurrando) por el guion que se ha desarrollado este año en torno a él. Para mí, lo más importante es la confirmación de la llegada de sangre nueva al Mundial. Ya se ha subido al tercer escalón del podio. Falta ver si será capaz de subirse al segundo y qué podrá hacer el año que viene con las 1.000cc.
De momento, ayer se ganó el tercer puesto. Como él mismo reconoció, le han condicionado las críticas y los incidentes con Pedrosa y Lorenzo a la hora de abordar las últimas carreras. Creo que, si hubiera tenido una oportunidad clara para adelantar a Dovizioso en Brno, lo habría intentado. Pero en MotoGP uno debe ser paciente y saber esperar el momento adecuado. Pasa que a veces ese momento no llega. Pero hay que saber resistirse. La batalla entre los dos italianos fue genial porque llevan la misma moto, porque los dos quieren destacar en el escaparate en busca de buenas opciones para el año que viene y porque en juego estaba el podio, pero también el orgullo. Y Simoncelli, por fin, aprendió la lección. Antes era demasiado agresivo. Esta vez lo tuvo todo bajo control, no cometió errores. Y espero que pueda seguir así, tan cerca del podio. Es lo que el campeonato necesita: sangre nueva.
Eso sí, estoy tan contento por el gran resultado de Simoncelli como apenado por la carrera de Pedrosa y la de Lorenzo. Lo siento mucho por Dani. Era mi favorito para ganar en Brno. Y por Jorge, por el error cometido. Pero, como hago siempre, yo ya pienso en Indianápolis. Nos iremos para allá en solo dos semanas y aquel es un lugar en el que ya hubo novatos el año pasado en el podio. ¿Lo recordáis? Pedrosa fue primero; Spies, segundo por vez primera, y Lorenzo, tercero. Más sangre nueva.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.