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El sector de Madrazo recrucede la pelea por el control de EB y sus siglas

Los críticos exigen a Arana que cumpla el fallo judicial y anule su asamblea

El divorcio entre los dos sectores enfrentados en Ezker Batua, el encabezado por su coordinador general, Mikel Arana, y el tutelado por su antecesor, Javier Madrazo, ha entrado en una etapa de incertidumbre tras el fallo judicial que ordena la suspensión cautelar del proceso de reafiliación lanzado por Arana, que cuenta con el apoyo de la dirección federal de Izquierda Unida. El sector madracista, representado por el exconcejal de Vitoria José Navas, ha recrudecido la pelea y ayer exigió al coordinador general que se pronuncie sobre el auto del Juzgado de Primera Instancia número 13 de Bilbao, que ha decretado también la suspensión de la asamblea convocada por el sector de Arana para el próximo 12 de noviembre. Mientras, los afines a Madrazo mantienen la fecha prevista para su asamblea: el 1 de octubre.

El adelanto de las elecciones complica la asamblea de los seguidores de Arana

Las diferencias entre ambos sectores resultan cada vez más irreconciliables. Navas dejó entrever que están dispuestos a presentar pelea hasta el final por las siglas de la formación y recalcó que los censos de la formación no están manipulados. "Lo mínimo que exigimos a Arana es que diga públicamente que acata por fin las resoluciones judiciales; es el cuarto varapalo", insistió el exedil para aumentar la presión. "Si no se siente con fuerzas, tiene que abandonar la organización", añadió.

Fuentes cercanas al coordinador general apuntaron a EL PAÍS que, de momento, no se pronunciarán sobre las medidas cautelares, así que el suspense podría prolongarse hasta septiembre, fecha en la cual se hubiera consumado la separación total entre las dos corrientes enfrentadas en la formación.

Cada sector tiene hoy sus propios órganos de dirección y fuentes de financiación. Tras el proceso de reafiliación lanzado por Arana, que cuenta con el respaldo del PCE y del sector crítico EPA, cada uno hubiese tenido además su propio listado de afiliados con derecho a voto en asamblea. Las cosas también se complican para Arana teniendo en cuenta que el adelanto de las egenerales al 20-N deja poco margen a su formación para reconstituir su imagen.

La tensión ya se disparó después de que el PNV revelara en julio que el sector madracista pidió, a cambio de su apoyo a la reelección de Xabier Agirre como diputado general alavés, empleos para 39 afiliados, cargos destacados en entidades públicas para sus dirigentes Serafín Llamas y Julia Madrazo, además del propio Navas, entre otros; un crédito de 600.000 euros sin aval y otros 300.000 euros en subvenciones para repartir a su libre albedrio.

Los críticos niegan que pidieran puestos de trabajo -reconocen, eso sí, lo relativo al crédito- y aseguran que todo fue una "trampa urdida por el PNV, que mostró preocupación al inicio de las negociaciones" por su situación económica. Nadie en EB se ha querellado por calumnias contra los peneuvistas. El PNV sospecha que los madracistas llegaron a un pacto secreto con el PP que incluiría contrapartidas financieras a cambio de permitir la elección de Javier de Andrés como diputado general. El PP niega rotundamente tal hecho.

Para intentar neutralizar el escándalo, el madracismo optó por sacrificar a Serafín Llamas, quien dimitió de sus cargos internos, pero mantiene a su nombre los poderes notariales que le dan el control de las siglas y de las sedes.

Si el domingo fue Javier Madrazo quien afirmó que seguiría siendo un "militante sin carné" sin renunciar a regresar en el futuro, ayer Navas vio con buenos ojos una de las reflexiones de Madrazo sobre la posibilidad de que EB concurra con Bildu y Aralar de forma conjunta en las generales. Hace falta "sumar fuerzas", recalcó. Queda por ver quién estará dispuesto a acercarse a la formacíón de izquierdas tras el escándalo de esa negociación B. Navas aseguró que siguen contando con el respaldo del sector crítico de IU, encabezado por el diputado Gaspar Llamazares.

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