En el instante preciso

Pocas veces el Zortziko de Aldalur habrá caído en un momento tan poco oportuno. Se trata de la pieza que tras la muerte del tercer toro y antes de ser arrastrado, recuerda al banderillero guipuzcoano Laka, fallecido en la plaza de Azpeitia a mediados del siglo XIX. Ayer sonó la música y, por el respeto debido el público silenció la petición de oreja para David Mora. Cuando cesó el zortziko distintivo del coso del Urola ya apenas hubo tiempo de insistir en el trofeo y el espada madrileño se quedó sin su merecido premio.

Siempre se ha dicho que es importante estar en el momento adecuado para cualquier cosa en la vida. Los toros no son una excepción. Y lo mismo que le ocurrió a David Mora con el zortziko les pasó a los toros de Adolfo Martín. Los mejores cayeron en manos de Eduardo Gallo y el salmantino no supo cómo cortarles las orejas que le ofrecían, sobre todo el primero, un astado con mucha clase.

Fandiño y David Mora demostraron las razones de su buen momento

A pesar de tratarse de los temidos saltillos de la familia de los victorinos, no fue una corrida dura, pues salvo el tercero, que sacó un peligro sordo solamente tapado por el buen hacer de David Mora, los de Adolfo Martín se dejaron torear sin excesivos problemas. Bien armados, merecieron los aplausos de los tendidos al aparecer en el ruedo, pero esa alegría inicial no se tradujo en transmisión durante la lidia y su juego tuvo nobleza y clase en ocasiones, pero fue un tanto apagado.

El cartel reunía a Iván Fandiño y David Mora, los toreros revelación de la temporada, los dos que han salido fortalecidos de Madrid y que viven la mejor temporada de su corta carrera como matadores. Y no defraudaron. El vizcaíno arrancó una oreja a su primer enemigo, demostrando cuáles son las facultades que le han llevado a ser el preferido de Las Ventas. Fandiño hace el toreo que no engaña, el que llega en Madrid y en Azpeitia. Pisa firme, se cruza y liga los muletazos. Se podrá hablar de mayor o menor acierto en ciertas fases, pero su línea está marcada hacia un inminente triunfo importante.

La oreja en su primero llegó a través de una faena ligada, aunque con ciertos altibajos motivados por las dificultades del cárdeno. En el quinto suplió la falta de fuerza y la nula transmisión de su enemigo con un final acompasado que de haber acertado con los aceros habría supuesto otra oreja. El torero de Orduña está muy cuajado y en un momento dulce.

David Mora también demostró por qué los aficionados no paran de hablar de él. En el sexto realizó la mejor faena de la tarde. Cuidó al toro, inició la faena con bellos ayudados por bajo y ligó dos series al natural para enmarcar. Tan sólo, su fallo a espadas mermó su brillo. Antes, le había tocado el garbanzo negro de la tarde y en sus manos pareció menos peligroso. Se la jugó para aguantar los tornillazos y acabar metiendo al toro en su muleta. La faena mereció mayor reconocimiento. Cierto que no hubo pañuelos suficientes para hacer mayoría, pero sí tantos como en la petición que acabó con un trofeo para Fandiño. Sonó el zortziko y adiós petición.