Hipódromo, motor económico
El recinto hípico de San Sebastián genera una actividad productiva más allá de la temporada de carreras - En verano, el punto álgido
Con el riesgo que conlleva casi siempre la generalización, los medios informativos, principalmente los audiovisuales, recogen las informaciones sobre el deporte de las carreras de caballos -turf- únicamente en dos secciones: sucesos, cuando hay algún accidente espectacular que puede llenar de carnaza durante treinta segundos la pantalla del televisor; y sociedad, cuando las carreras de caballos sirven de escenario, como excusa o anécdota de un desfile de damas y caballeros con sus mejores galas, más aun cuando se lucen llamativos sombreros.
Sin embargo, en el área de deportes apenas encuentra su sitio y, mucho menos, en la cuestión económica, cuando es sabido que la industria en torno al sector de las carreras de caballos es un motor de primer nivel en países europeos punteros.
Durante el año, una medida de 200 caballos son atendidos por 8 preparadores
Alrededor de 120 personas prestan servicio a la empresa durante las competiciones
Esto genera una opinión desfavorable sobre algo que se conoce poco y mal. Pero el turf es algo muy diferente. Actualmente se está celebrando la temporada veraniega de carreras de caballos del Hipódromo de San Sebastián, una actividad económica que genera empleo y valor productivo a lo largo del año. Dentro de las instalaciones del hipódromo, entrenan unos 300 caballos en los momentos álgidos del año y algo menos de 200 durante el resto de la temporada. Ocho son los preparadores afincados en el hipódromo durante todo el año, ampliando su número a 18 en la temporada estival. Durante el verano emplean a unos 70 mozos en el cuidado de estos atletas equinos. Su número desciende hasta cerca de 40 cuando las instalaciones del hipódromo se encuentran a medio ocupar.
El personal de la empresa gestora durante todo el año asciende a diez personas incrementándose hasta las 120 en estos meses estivales. Además, hay una serie de empresas auxiliares que prestan sus servicios como el mantenimiento general, mantenimiento del césped, limpieza del recinto, y hostelería; que emplean a unas 30 personas más. Alrededor de la actividad económica hay profesionales como herradores, veterinarios, suministradores de forraje, proveedores de pienso y hasta tiendas de material de guarnicionería como sillas de montar, mantas y demás útiles necesarios para el manejo de los caballos.
Los preparadores son como pequeñas pymes que funcionan independientemente de la estructura del hipódromo contratando personal y surtiéndose del material necesario para el cuidado de los animales; y muy a menudo, de transporte especializado para desplazarse a competir. Muchos de los empleos que ofrecen estos preparadores no requieren de mano de obra cualificada, lo que supone un nicho de oficios y empleos a fomentar en estos momentos de crisis donde el trabajo vuelve a ser considerado como un bien escaso.
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