Miquel Barceló, artista de cine
El pintor y escultor protagoniza 'Los pasos dobles' y 'El cuaderno de barro', del realizador Isaki Lacuesta, que serán estrenadas en el Festival de San Sebastián
A Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) parece que no le basta con ser el pintor vivo español más cotizado en el mercado internacional. Sin darse un respiro en su actividad creativa (en septiembre instalará en pleno Times Square su imponente elefante erguido de casi cuatro metros de alto), el artista va a ser el protagonista, por partida doble, del Festival de Cine de San Sebastián con dos películas dirigidas por Isaki Lacuesta (Girona, 1975). Los pasos dobles, inspirada en el escritor francés François Augiéras (1925-1971), se proyectará en la sección oficial y El cuaderno de barro, un documental sobre el taller africano de Barceló en Mali, se podrá ver en la sección Zabaltegi. Los pasos dobles se estrenará en salas comerciales el 23 de septiembre. Más que satisfecho con la experiencia, Barceló asegura desde su estudio de Artà que está encantado con estas dos películas, "de manera modesta y al margen de los productos comerciales al uso. La gracia está en que son un ovni absoluto. El documental está en otro formato y sigue siendo un ovni; un ovni cinematográfico. Es muy gracioso. Fue un mes de trabajo de una gran intensidad. No sabría decir cuál me gusta más. Los pasos dobles es una especie de cuento africano. Es mi casa, yo, la gente de mi alrededor, mi mundo, lo que hago en África. Está contado a veces como un western, a veces como una road movie", explica.Los pasos dobles y El cuaderno de barro fueron, en origen, un mismo proyecto: una única película. Pero como casi todo lo que tiene que ver con Barceló, la previsión quedó desbordada por la realidad. La riqueza de las historias que confluyen y las apabullantes imágenes daban para elaborar dos narraciones independientes. Así fue.
Barceló no actúa; es él en su mundo; crea, charla, mata escorpiones...
"No me dejé convertir en actor por Isaki", explica el artista mallorquín
La idea surgió del propio Barceló, cuando decidió representar en Mali su performance Paso Doble con Joseph Nadj. La había mostrado ya en la Lonja de Palma, en el Museo del Prado, en el Festival de Aviñón y sentía que estaba en deuda con sus amigos y vecinos del lugar en el que ha desarrollado una parte importantísima de su obra durante los últimos 20 años. "Jugar con el fango sobre los escenarios radicaliza la cerámica, que es una rama y parte de mi pintura. Es una acción siempre experimental que me ha servido para quitarme preciosismo. Una tabla de experiencias y siempre dije, el día que me aburro lo dejo de hacer. Y no ha ocurrido todavía".
En un primer momento pensó en el portugués Pedro Costa, alguien siempre muy ocupado en proyectos en barrios degradados de Lisboa. "Finalmente opté por Isaki Lacuesta, a quien no conocía pero de quien sí había visto sus películas sobre Artur Cravan, Leyenda del Tiempo, Los condenados. Me pareció fresco, una voz nueva. Nos encontrábamos y me cayó bien. Yo le conté la historia y la figura de François Augiéras (1925-1971), escritor y artista francés, y él trabajó en un guión en el que mezclaba a Augieràs con Paso Doble."
La productora Luisa Matienzo (Un poco de chocolate, Tapas, Mi dulce...) puso en contacto al director con el pintor y ahí empezó la auténtica aventura. Lacuesta e Isabel Campo empezaron a trabajar en un guión en el que, en esencia, había dos personajes: François Augiéras y Miquel Barceló. Cuenta Lacuesta que él y Barceló hablaron mucho. La historia tenía que ser muy potente. "Me inspiró mucho cómo Miquel me contaba las historias de las que hablaba con sus amigos y vecinos de la aldea por las noches. Los dogones (la cultura predominante en la zona) son unos narradores extraordinarios. Para competir con ellos, Barceló les hablaba de aventuras pobladas por personajes como Jesucristo, Caravaggio o Billy el Niño. Se preguntaba cómo contarían los dogones la historia de Augiéras dentro de 200 años..."
Los pasos dobles, rodada en dogón y en francés, gira en torno a la idea de Augiéras de que la única forma de borrar las propias huellas y huir de tus persiguidores es caminar hacia atrás sobre las propias pisadas. En ese afán de no dejar pistas, Augiéras cubrió de pinturas un búnker en el desierto, y luego lo dejó hundirse en la arena para que nadie lo encontrara hasta el siglo XXI. La película desanda los pasos del artista francés para desentrañar su identidad: ¿Legionario, pintor, escritor, pistolero, santo, ladrón, diablo o una mezcla de todo ello?
Barceló no interpreta. Es él en su mundo: trabajando, cenando con amigos, paseando o matando escorpiones. "No me dejé convertir en actor", cuenta el artista. "Le dije a Isaki: Puedo hacer lo que hago siempre, me puedes filmar mientras trabajo, hago los retratos, pinto, anoto. Le advertí que yo no puedo actuar, forzado, y representar ante la cámara. Solo caminar ante el objetivo ya me parecía artificial, actuar, una ficción".
El artista mallorquín precisa que su protagonismo va más allá de su presencia en la película. "Paso doble es sobre mí, Augieràs y la búsqueda del Block House, una especie de búnker...todo viene de la historia que le conté. Augieràs pintó unos grafitos e imágenes de noche en la construcción militar, un enclave del desierto, los borraron y regresó. Selló el lugar con una piedra pero en dos libros ofrece dos localizaciones diferentes. Podía estar en Marruecos o en Argelia. Pintó en un fuerte francés bajo la máxima "yo trabajo para hombres de otros siglos" para que nadie entrara y lo viese. Se supone que esa construcción militar la hemos hallado en Google Maps... Es todo un juego porque las pinturas, después de varios días en el desierto, no pueden conservarse como grandes frescos".
Lacuesta asegura que el resultado no es un filme experimental. Para él es pura ficción. "Lo mismo que Allen experimentó con Annie Hall, yo puedo haber experimentado formas narrativas al enfrentarme a este trabajo. Pero el resultado es puro cine".
El cuaderno de barro, el documental, es una puerta abierta al taller africano de Barceló y un homenaje a sus amigos dogones para los que desde lo alto del acantilado de Bandiagara, representa junto al coreógrafo Josef Nadj la performance Paso Doble. "No es un documental en el sentido convencional", matiza Barceló. "Tira de la ficción y a la inversa. Es lo que ocurre ahora ante el descrédito de la ficción y descrédito de la realidad y es un poco las dos cosas a la vez. Es muy libre Isaki haciendo la película".
Director y protagonista no dudan de que podrían haber contado muchas más cosas. Como que a Barceló le picó un escorpión, que aumentaron los secuestros en la zona y que es difícil que vuelva a trabajar allí, , que el contenedor con 3.000 kilos de fango para la perfomance estuvo extrañamente retenido... Pero eso daría para una tercera película.
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