Un serio desajuste
Indicaba Alex de la Iglesia en el discurso pronunciado en la gala de los Premios Goya 2011 que los actores deben respetar a los espectadores, pues son quienes hacen factible que su trabajo sea una realidad.
Tras leer en una revista un artículo sobre Orlando Bloom, uno encuentra sentido al mensaje del ya expresidente de la Academia del Cine, pues ¿es razonable que un actor pida un millón de dólares por aparecer dos minutos en una película? O sea, el salario medio anual de 34 trabajadores españoles. ¿Cuál es la repercusión de semejantes retribuciones en el precio final de la entrada a los cines? El objetivo, ¿es trabajar y vivir dignamente creando productos culturales o de entretenimiento que sean asequibles al mayor número posible de ciudadanos, o tratar de llevar una vida de lujo aplicando la ley del mínimo esfuerzo?
Parece evidente que la balanza con la cual se mide y valora el empeño, dedicación y aporte profesional de las personas a la sociedad, presenta un serio desajuste.
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